Vigésimo séptimo Domingo del tiempo ordinario
|
Se acercaron algunos fariseos y, para ponerlo a prueba,
le plantearon esta cuestión: "¿Es lícito al hombre divorciarse de su
mujer?".
El les respondió: "¿Qué es lo que Moisés les ha ordenado?".
Ellos dijeron: "Moisés permitió redactar una declaración de divorcio y separarse de ella".
Entonces Jesús les respondió: "Si Moisés les dio esta prescripción fue debido a la dureza del corazón de ustedes.
Pero desde el principio de la creación, Dios los hizo varón y mujer.
Por eso, el hombre dejará a su padre y a su madre,
y los dos no serán sino una sola carne. De manera que ya no son dos, sino una sola carne.
Que el hombre no separe lo que Dios ha unido".
Cuando regresaron a la casa, los discípulos le volvieron a preguntar sobre esto.
El les dijo: "El que se divorcia de su mujer y se casa con otra, comete adulterio contra aquella;
y si una mujer se divorcia de su marido y se casa con otro, también comete adulterio".
Le trajeron entonces a unos niños para que los tocara, pero los discípulos los reprendieron.
Al ver esto, Jesús se enojó y les dijo: "Dejen que los niños se acerquen a mí y no se lo impidan, porque el Reino de Dios pertenece a los que son como ellos.
Les aseguro que el que no recibe el Reino de Dios como un niño, no entrará en él".
Después los abrazó y los bendijo, imponiéndoles las manos.
El les respondió: "¿Qué es lo que Moisés les ha ordenado?".
Ellos dijeron: "Moisés permitió redactar una declaración de divorcio y separarse de ella".
Entonces Jesús les respondió: "Si Moisés les dio esta prescripción fue debido a la dureza del corazón de ustedes.
Pero desde el principio de la creación, Dios los hizo varón y mujer.
Por eso, el hombre dejará a su padre y a su madre,
y los dos no serán sino una sola carne. De manera que ya no son dos, sino una sola carne.
Que el hombre no separe lo que Dios ha unido".
Cuando regresaron a la casa, los discípulos le volvieron a preguntar sobre esto.
El les dijo: "El que se divorcia de su mujer y se casa con otra, comete adulterio contra aquella;
y si una mujer se divorcia de su marido y se casa con otro, también comete adulterio".
Le trajeron entonces a unos niños para que los tocara, pero los discípulos los reprendieron.
Al ver esto, Jesús se enojó y les dijo: "Dejen que los niños se acerquen a mí y no se lo impidan, porque el Reino de Dios pertenece a los que son como ellos.
Les aseguro que el que no recibe el Reino de Dios como un niño, no entrará en él".
Después los abrazó y los bendijo, imponiéndoles las manos.
EL EVANGELIO NO ES UN SOMNIFERO, ES PURA DINAMITA:
Yo no sé muchas cosas sobre el
matrimonio, como es evidente, Y hablar desde fuera de cualquier cosa, no
conviene, sueles equivocarte con mucha rotundidad.
El Evangelio de hoy es muy
actual: muchos matrimonios rotos. Superan hace tiempo a las bodas y uniones de
todo tipo. Para mi el único fracaso es no haberlo intentado. Quizás el problema
sea vocacional. Si, la Iglesia y los cristianos no hubiéramos perdido tantas energías
en la condena a los que han fracasado en
el amor y las hubiéramos gastado en la promoción de vocaciones al matrimonio,
seguramente ahora no sería noticia que
los procesos de nulidad se van a acelerar y abaratar – que es de ley, por otra
parte- pero no es ninguna solución. Entre otras cosas, porque Dios escribe una
historia de amor muy particular con cada uno de nosotros, y normalmente por
caminos que a nosotros se nos escapan.
Es cierto que en nuestro mundo
existe una tendencia a lo provisional, ( la cultura del clínex) buscamos algo que nos comprometa pero no del
todo. No podemos hacer muñecos de nieve y luego llorar cuando se derriten.
Yo no estoy seguro que un amor
con reservas sea verdadero amor.
Hay muchas cosas relativas en la
vida: pero una de ellas no es el amor. Si condicionamos el amor: mal asunto. Un
amor “ a ver cómo funciona” es un engaño para dos. Amar con un ya veremos es de
cobardes.
Los que han vivido un amor
verdadero o una amistad verdadera, saben que cuando te unes al amigo/a de
verdad, a la persona amada ya no son dos vidas, surge una historia común. El
secreto está en desvivirse ( no en vivir el uno para el otro y firmar un
contrato).
No se puede amar a plazos. ( el
amor no tiene fecha de caducidad prefijada)Hay miedo a jugarse la vida a una
sola carta.
Al final del Evangelio Jesús pone
a un niño en medio de la escena, como ejemplo de casi todo. De confianza, de
sencillez, de amor, de entrega, de proyecto, de lucha común, de aceptación, de
ternura, de pasión: un niño, uno de nuestros pequeños....... como ejemplo de lo
que tiene que ser el amor. P´alante
YO NO QUIERO UN AMOR CIVILIZADO
https://www.youtube.com/watch?v=oRMsD8nRlUI
Los hombres con más testosterona en la sangre tienden a practicar más sexo, pero también las mujeres suelen sentir más deseo sexual alrededor del periodo de ovulación, cuando suben los niveles de testosterona. El declinar de esta hormona con la edad va asociado a la reducción de todos los tipos de libido, incluidas las fantasías sexuales.
(…)
Varios experimentos han cartografiado las zonas del cerebro que se activan al enseñar a los voluntarios una serie de fotos de contenido erótico explícito. Aunque los resultados son complicados, una de las activaciones más reproducibles y proporcionales al grado de excitación sexual declarado por el sujeto es el llamado córtex cingulado anterior. En un experimento independiente, esta misma zona resultó activarse cuando el equipo del voluntario metía un gol, una coincidencia que admite varios tipos de interpretación. O tal vez ninguna.
La segunda fase es el amor romántico, el amor en sentido clásico de la palabra enamorarse. Es un rasgo humano universal, y su característica definitoria es la atracción sexual selectiva. Por esta razón, los etólogos creen probable que el amor humano haya evolucionado a partir del ritual de elección de pareja, o cortejo de atracción típico de los mamíferos. Parece confirmarlo el hecho de que, en casi todos los mamíferos, ese cortejo se caracteriza por un notable despliegue de energía, persecución obsesiva, protección posesiva de la pretendida pareja y belicosidad hacia los posibles rivales.
(…)
La hipótesis de Darwin era que las hembras elegían a sus parejas basándose en su "sentido innato de la belleza", pero la situación, al menos en la especie humana, parece haber sufrido todo tipo de complicaciones. El equipo de Steve Buss, de la Universidad Estatal de California en Fullerton, ha demostrado que el mismo hombre les parece más deseable a las mujeres si aparece rodeado de mujeres que cuando aparece solo, o rodeado de otros hombres. Por el contrario, una mujer pierde puntos ante los hombres si aparece rodeada de otros hombres. La interpretación no está muy clara, pero aquí hay algo que parece escapar del mero romanticismo. Hay otra componente más en en la elección de pareja. Cuando los investigadores preguntan a grupos de estudiantes heterosexuales cuáles son los atributos que más valoran para formar una pareja, cada estudiante parece buscar los mismos rasgos que se atribuye a sí mismo en un test independiente.
Pero el amor romántico, con ser larguísimo en el ser humano, no suele durar más allá de un año o año y medio, (…)
(...)
Pero el amor se parece mucho al amor propio. Lisa DeBruine, de la Universidad McMaster de Ontario, reclutó hace unos años a un grupo de voluntarios para jugar por Internet a una especie de dilema del prisionero. Cada voluntario podía ver en el ordenador la cara del otro jugador, y sólo con eso tenía que decidir si compartía con él su dinero o intentaba hacerle una pifia. La pifia, en realidad, se la había hecho DeBruine a todos los voluntarios, porque al otro lado del ordenador no había nadie. El supuesto jugador no era más que un programa, y las caras habían sido generadas por métodos informáticos. El resultado fue que la mayoría de los voluntarios había decidido compartir su dinero candorosamente cuando la cara del otro jugador era... ¡la suya propia!
Si hay una cuarta fase del amor, lo más probable es que esté al otro lado del espejo.
Para la
reflexión y la crítica…
El amor es química... y algo de amistad
Las hormonas definen el calendario amatorio: la testosterona dispara el deseo y la oxitoscina mantiene la fidelidad.
El amor se suele considerar indefinible, porque unos
lo ven con Freud como una sublimación del sexo, otros con Fromm como una de las
bellas artes, y otros le aplican la palabra al gato. Pero ¿y si los tres tienen
razón?
La
antropóloga Helen Fisher, de la Universidad de Rutgers en Nueva Jersey, se basa
en sus experimentos de imagen cerebral (por resonancia magnética funcional) y
en el resto de la evidencia disponible para defender una definición tripartita
del amor. Primero el impulso sexual indiscriminado, una fuerza autónoma que
desata la búsqueda de pareja en cualquier acepción del término; luego la
atracción sexual selectiva; y por último el cariño, el lazo afectivo de larga
duración que sostiene a las parejas más allá de la pasión.
Son tres procesos cerebrales distintos, pero interconectados. Y tienen una
profunda raíz evolutiva común, porque su balance controla la biología
reproductiva de las especies. El impulso sexual, la primera fase del amor, está
regulado por la testosterona (masculina) y los estrógenos (femeninos) en el
común de los mamíferos, más bien por la testosterona en los primates, y casi
exclusivamente por la testosterona en el Homo sapiens.Los hombres con más testosterona en la sangre tienden a practicar más sexo, pero también las mujeres suelen sentir más deseo sexual alrededor del periodo de ovulación, cuando suben los niveles de testosterona. El declinar de esta hormona con la edad va asociado a la reducción de todos los tipos de libido, incluidas las fantasías sexuales.
(…)
Varios experimentos han cartografiado las zonas del cerebro que se activan al enseñar a los voluntarios una serie de fotos de contenido erótico explícito. Aunque los resultados son complicados, una de las activaciones más reproducibles y proporcionales al grado de excitación sexual declarado por el sujeto es el llamado córtex cingulado anterior. En un experimento independiente, esta misma zona resultó activarse cuando el equipo del voluntario metía un gol, una coincidencia que admite varios tipos de interpretación. O tal vez ninguna.
La segunda fase es el amor romántico, el amor en sentido clásico de la palabra enamorarse. Es un rasgo humano universal, y su característica definitoria es la atracción sexual selectiva. Por esta razón, los etólogos creen probable que el amor humano haya evolucionado a partir del ritual de elección de pareja, o cortejo de atracción típico de los mamíferos. Parece confirmarlo el hecho de que, en casi todos los mamíferos, ese cortejo se caracteriza por un notable despliegue de energía, persecución obsesiva, protección posesiva de la pretendida pareja y belicosidad hacia los posibles rivales.
(…)
La hipótesis de Darwin era que las hembras elegían a sus parejas basándose en su "sentido innato de la belleza", pero la situación, al menos en la especie humana, parece haber sufrido todo tipo de complicaciones. El equipo de Steve Buss, de la Universidad Estatal de California en Fullerton, ha demostrado que el mismo hombre les parece más deseable a las mujeres si aparece rodeado de mujeres que cuando aparece solo, o rodeado de otros hombres. Por el contrario, una mujer pierde puntos ante los hombres si aparece rodeada de otros hombres. La interpretación no está muy clara, pero aquí hay algo que parece escapar del mero romanticismo. Hay otra componente más en en la elección de pareja. Cuando los investigadores preguntan a grupos de estudiantes heterosexuales cuáles son los atributos que más valoran para formar una pareja, cada estudiante parece buscar los mismos rasgos que se atribuye a sí mismo en un test independiente.
Pero el amor romántico, con ser larguísimo en el ser humano, no suele durar más allá de un año o año y medio, (…)
(...)
Pero el amor se parece mucho al amor propio. Lisa DeBruine, de la Universidad McMaster de Ontario, reclutó hace unos años a un grupo de voluntarios para jugar por Internet a una especie de dilema del prisionero. Cada voluntario podía ver en el ordenador la cara del otro jugador, y sólo con eso tenía que decidir si compartía con él su dinero o intentaba hacerle una pifia. La pifia, en realidad, se la había hecho DeBruine a todos los voluntarios, porque al otro lado del ordenador no había nadie. El supuesto jugador no era más que un programa, y las caras habían sido generadas por métodos informáticos. El resultado fue que la mayoría de los voluntarios había decidido compartir su dinero candorosamente cuando la cara del otro jugador era... ¡la suya propia!
Si hay una cuarta fase del amor, lo más probable es que esté al otro lado del espejo.