lunes, 5 de junio de 2017

Juan 3,16-18. Trinidad. 11 de junio



Evangelio
Sí, Dios amó tanto al mundo, que entregó a su Hijo único para que todo el que cree en él no muera, sino que tenga Vida eterna.
Porque Dios no envió a su Hijo para juzgar al mundo, sino para que el mundo se salve por él.»
El que cree en él, no es condenado; el que no cree, ya está condenado, porque no ha creído en el nombre del Hijo único de Dios.

EL EVANGELIO NO ES UN SOMNIFERO, ES PURA DINAMITA:


En un mundo donde todos nos etiquetamos y encasillamos, viene Dios a decirnos; que él es un impulso a trascender los límites, a cuestionar todo. Lo que está claro es que Dios es un Dios vivo. Dios de vivos; no seamos muertos vivientes; no hace tanto que celebramos la resurrección; una vez más.
Es el Dios trinitario; es la fuente de nuestra ternura. Es vida, es un corazón libre, capaz de ofrecer y de recibir amor. La huella más clara de Dios en la creación es la ternura. El grado de humanidad de una persona se mide por la ternura. La dureza del corazón poco tiene que ver con el Dios cristiano Trinitario..
                Estamos ante una importante alternativa ( nuestro mundo); optar por la cultura de la ternura ; o sea del amor o de la vida, o una cultura del egoísmo; o sea de la indiferencia, la violencia o la muerte. Quienes creen en la Trinidad ya han optado. Es desde esta ternura desde donde existirá un mundo sin puertas ni barreras, se podrá entrar en todos los hogares, Iglesias y corazones sin ser preciso sacar entrada.
P´ALANTE


POR  SI APETECE ORAR:


Pero... ¿ qué es la ternura de Dios?
Busqué y encontré la ternura.
Dije al almendro: háblame de la ternura, y el almendro floreció.
Dije al pobre: háblame de la ternura, y el pobre me ofreció su capa.
Dije a mi amigo: háblame de la ternura, y el amigo me enseñó a amar.
Dije a la madre: háblame de la ternura, y la madre me dio un beso en la frente.
Dije al enemigo: háblame de la ternura, y el enemigo me tendió la mano.
Dije al orante: ¿dónde está la ternura? Y el silencio se puso a hablar.

TOMAMOS EL PULSO A LA REALIDAD:



NOTA MENTAL TRANSITORIA:

Jamás creería:
-          en un Dios que amase el sufrimiento y no la alegría.
-          En un Dios que no se dejase tutear
-          En un Dios que fuera exclusivo de una Iglesia, una raza o una cultura determinada.
-          En un Dios que juzgase siempre con el reglamento en la mano.
-          En un Dios que se arrepintiese de haberle dado libertad al hombre.
-          En un Dios que hubiese formado unos discípulos desertores de las tareas del mundo e indiferente a la historia de los hombres.
-          En un Dios al que sólo se le pudiera rezar de rodillas, o al que sólo se le pudiese encontrar en las Iglesias.
-          En un Dios que honran los que van a misa y luego siguen robando.
-          En un Dios que colocase la ley por encima de la conciencia.
-          En un Dios que prefiriese a los ricos.
-          En un Dios al que creen amar algunos porque ellos no aman a nadie.
-          En un Dios que fuese capaz de hacer feliz eternamente a quien hubiese pasado por la tierra sin hacer feliz a nadie.


MANDE QUIEN MANDE, CARTUCHO EN EL CAÑÓN.

No hay comentarios:

Publicar un comentario