martes, 20 de noviembre de 2018

Juan 18:33-37.Domingo 25 de Noviembre de 2018. JESUCRISTO REY DEL UNIVERSO


EVANGELIO:


33Entonces Pilato entró de nuevo al pretorio y llamó a Jesús y le dijo: «¿Eres tú el Rey de los judíos?»34Respondió Jesús: «¿Dices eso por tu cuenta, o es que otros te lo han dicho de mí?»35Pilato respondió: «¿Es que yo soy judío? Tu pueblo y los sumos sacerdotes te han entregado a mí. ¿Qué has hecho?»36Respondió Jesús: «Mi Reino no es de este mundo. Si mi Reino fuese de este mundo, mi gente habría combatido para que no fuese entregado a los judíos: pero mi Reino no es de aquí.»37Entonces Pilato le dijo: «¿Luego tú eres Rey?» Respondió Jesús: «Sí, como dices, soy Rey. Yo para esto he nacido y para esto he venido al mundo: para dar testimonio de la verdad. Todo el que es de la verdad, escucha mi voz.»

EL  EVANGELIO NO ES UN SOMNIFERO, ES PURA DINAMITA:


Este título: “rey del universo”, no es un título evangélico, Jesús jamás aceptaría un título así.

Y si es rey, pues es el rey de los burlados, como él, de los azotados, de los entregados, de los que soportan un dolor, una burla, una cruz, de los que humillan, de la fusca de la vida, de esos es el rey. Porque hasta los suyos le rechazaron, es un rey que dice que el importante es el que sirve la mesa y no el señorito que se sienta en ella.

-          Todos sabemos qué es la verdad y qué no es la verdad; todos sabemos que no es verdad afirmar que lo importante es vivir «a tope», caiga quien caiga (cayendo muchas veces nosotros mismos como primeras víctimas de ese estilo); todos sabemos que no es verdad sojuzgar al que no tiene e impedirle que salga de su pobreza económica o social; todos sabemos que no es verdad imponernos fanáticamente con la fuerza, con las ideas, desprestigiando a los demás y acusándolos injustamente; todos sabemos que no es verdad abusar de los débiles o despreciar a los que no saben; todos sabemos que no está la verdad en la guerra, el dolor y la muerte que causamos a los demás por afianzarnos en unas posturas determinadas.
En fin que Dios es la verdad, pero no tu Dios sufriente, o romántico, o conservador o liberal. Ni tampoco mi Dios. Sino DIOS CON MAYÚSCULA.
P´alante


POR SI APETECE ORAR:

TODOS TE NECESITAN

Una vez niña salió a dar un paseo y en su camino encontró una mariposa prendida entre las zarzas, agitando sus ya débiles alas.
La niña, compadecida, cogió con todo cuidado a la mariposa y la echó a volar. La mariposa, una vez libre, se convirtió en un hada que, agradecida, dijo a la niña:
- “Quiero agradecer tu gesto de amor. Pídeme el deseo que más quieras, te lo concederé. Dime, ¿cuál es tu mayor deseo?
La niña dijo con sinceridad:
            - Quiero ser feliz. Indícame cuál es el camino de la felicidad.
El hada se lo susurró al oído y se fue volando. Desde ese momento la niña empezó a ser otra. Nadie en el pueblo era tan feliz como ella. La gente empezó a interesarse y, curiosamente, le preguntaban a todas hora por el secreto. Pero ella evadía siempre la respuesta diciendo que era un secreto, el secreto del hada. Así llegó a anciana y seguía siendo la mujer más feliz del pueblo, una viejecita realmente feliz; y eso que en su vida, como en la de tantas otras personas, no habían faltado las dificultades y los malos ratos.
Temerosos de que muriera y se llevara el secreto a la tumba, la gente del pueblo le insistía más que nunca para que les dijera el secreto. Al fin, un día, la viejecita sonriendo accedió a descubrírselo. Les dijo:
- “Lo que el hada me susurró es muy sencillo, pero para mí ha sido a lo largo de toda mi vida el secreto de mi felicidad. Ella me dijo:
            - “Aunque las personas parezcan autosuficientes, no lo creas, TODOS TE NECESITAN...
Eso fue lo que me dijo el hada, comentó la anciana. Y yo he vivido siempre con la seguridad de que todos necesitaban de mí. Me he dado a los demás y eso me ha hecho feliz.

TOMAMOS EL PULSO A LA REALIDAD:




NOTA MENTAL TRANSITORIA:


El único rey en el que creo, la Verdad:
- la Verdad es curar a los enfermos, comprender a los que caen, consolar a los afligidos, compartir lo que tenemos y lo que somos con los que no tienen y ni siquiera son, elegir el último puesto pudiendo tener el primero, no ir revestido de filacterias ni esperar que nos reverencien por las calles, tener el corazón lleno de paz y limpios los ojos. La verdad es amar al otro como nos amamos a nosotros mismos, arrancar de nosotros la avaricia, la lujuria, la soberbia; la verdad es la sencillez, que no la vulgaridad, la rectitud de intención, la firmeza sin imposición...
Mande quien mande, cartucho en el cañón.

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