EVANGELIO
27Acercándose
algunos de los saduceos, esos que sostienen que no hay resurrección, le
preguntaron:28«Maestro, Moisés nos dejó escrito que si muere el hermano de
alguno, que estaba casado y no tenía hijos, que su hermano tome a la mujer para
dar descendencia a su hermano.29Eran siete hermanos; habiendo tomado mujer el
primero, murió sin hijos;30y la tomó el segundo,31luego el tercero; del mismo
modo los siete murieron también sin dejar hijos.32Finalmente, también murió la
mujer.33Esta, pues, ¿de cuál de ellos será mujer en la resurrección? Porque los
siete la tuvieron por mujer.»34Jesús les dijo: «Los hijos de este mundo toman
mujer o marido;35pero los que alcancen a ser dignos de tener parte en aquel
mundo y en la resurrección de entre los muertos, ni ellos tomarán mujer ni
ellas marido,36ni pueden ya morir, porque son como ángeles, y son hijos de
Dios, siendo hijos de la resurrección.37Y que los muertos resucitan lo ha
indicado también Moisés en lo de la zarza, cuando llama al Señor el Dios de
Abraham, el Dios de Isaac y el Dios de Jacob.38No es un Dios de muertos, sino
de vivos, porque para él todos viven.»
EL EVANGELIO NO ES UN SOMNIFERO, ES
PURA DINAMITA:
Hoy el evangelio nos habla mirar hacia delante, vislumbrar
la meta de nuestro camino.
Para resucitar;
No resucitará quien haga imposible la vida. Quien niegue el
amor.
No
creeremos en la vida:
-
si negamos la alegría y matamos las ilusiones-
-
cuando nuestro amor no se refugia en falsas
justificaciones.
-
Cuando explotamos irracionalmente la naturaleza
-
Cuando no respetamos a las personas.
No creemos en al vida eterna:
-
quien no se esfuerza en la superación de las
dificultades
-
el cielo no es el premio de nuestros
sufrimientos, tampoco la liberación de nuestras depresiones. Es toda la vida
que nos puede conceder nuestra capacidad de amar. Al final Dios nos llenará de
su amor.
-
El que cree en la resurrección ama la vida, la
defiende, la hace crecer. Lucha siempre para que sea más humana, hermosa, sana
y feliz.
-
La resurrección se hace presente y se manifiesta
allí donde se lucha y hasta se muere por evitar la muerte que está a nuestro
alcance.
Nuestra capacidad para resucitar depende estrechamente de
nuestra capacidad de amar.
P´ALANTE
PARA ORAR:
LA
COLILLA DEL ULTIMO CIGARRO
Era el
once de agosto de 1965, en Munich, Alemania. Allá afuera las flores explotaban
en los parques y se asomaban sonrientes por las ventanas. Son las dos de la
tarde. El cartero me trae la primera carta de mi patria. Con el corazón en un
puño, la abro. Me escribe toda la familia. Presiento un misterio:
«Querido: ya estarás en Munich
cuando leas esta carta. A diferencia de otras, ésta te trae una noticia
alborozada. Dios nos ha pedido, pocos días después de tu partida, un tributo de
fe y de amor. Nos ha mirado uno a uno, y ha escogido para sí al más preparado,
a nuestro querido padre. Querido: Dios no se lo ha llevado de entre nosotros,
sino que lo ha puesto más entre nosotros. Papá no se ha marchado, sino que
llegó. Ha dejado el espacio, para entrar, definitivamente, en nuestro espacio,
para poder estar presente contigo en Alemania, con Waldemar en EEUU y con Ruy y
Clodovis en Bélgica».
La
muerte era saludada como hermana y como forma de comunión para unir a la
familia, dispersa en cuatro países. En la avalancha de lágrimas, no dejaba de
haber una serenidad profunda: morimos para resucitar, para expandir nuestra
comunicación.
Al día
siguiente me di cuenta de que en el sobre de la carta que anunciaba la muerte
había una señal de vida: una colilla amarillenta de cigarro. Era el último que
había fumado mi padre, momentos antes de que un infarto fulminante lo liberada
de esta cansada existencia.
A
partir de entonces, esa colilla de cigarro ya no es una colilla de cigarro. Es
un símbolo. Guardada en un frasquito, su color típico y su olor fuerte hacen
que todavía esté encendido en mi vida. Hace presente la figura del padre, que
ahora ya es un arquetipo familiar de valores que apreciamos. En su tumba escribimos:
«De su boca lo escuchamos, de su vida lo aprendemos: quien no vive para servir,
no sirve para vivir».
¿Por
qué cuento todo esto? Para rescatar la dimensión simbólica que cada día se está
perdiendo más y más. Si perdemos la visión simbólica, se cierran las ventanas
del alma y se pierde la magia de las cosas. Si nos damos cuenta, a los símbolos
los cristianos los llaman sacramentos. Nacen de la vida diaria, del juego que
se establece entre el ser humano y el mundo. Ante las cosas, primero sentimos extrañeza,
después las domesticamos y por fin nos habituamos a ellas...
Nuestras casas están llenas de símbolos: las lentes de la
abuela, una flor seca de un antiguo amor, una nota de la persona amada. Si
encantamos todas las cosas a nuestra vez, nuestro mundo quedará encantado y
también bien cuidado.
Leonardo Boff
TOMAMOS EL PULSO A LA REALIDAD:
NOTA MENTAL TRANSITORIA:
Echando un vistazo a
los ministros del nuevo gobierno se comprende perfectamente lo que es estar
ante el dios de muertos, es increíble ver como se puede juntar tanta hipocresía
en tan poco espacio… en un país de
muertos vivientes, es lógico que los que gobiernan el mismo sean una especie de
espectros de cuarto milenio en busca de sangre, sudor y lágrimas de los que aún
esperan contra toda esperanza que reine la justicia, el amor y la libertad y que se proclame la Verdad, y que no sea un conjunto de chorizos y ladrones vendedores
de fuegos de artificio los que marquen el paso de nuestro caminar. Estos si que
son cenizas esparcidas al viento….
( citando al mismo Evangelio) (…)
Los saduceos y los fariseos ( el gobierno que nos
desgobierna y la oposición que nos desgobierna aún más) quieren poner en
ridículo a Jesús de Nazareth( a la Verdad) en aquel tiempo, y también en el
nuestro. Ellos saben muchas leyes, y las imponen, incluso algunos rezan mucho
al dios del poder, y siempre van bien vestidos, incluso sonríen ( no se de que
cojones se ríen) y hacen reverencias a
sus ilustrísimas y santísimas poltronas , buscando los mejores puestos, pero
como dice el Evangelio…. Se están comiendo los bienes de las viudas, y por ello
les juzgarán…..
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