lunes, 17 de diciembre de 2012

Martes 18 de diciembre, Mt 1,18-24

EVANGELIO
Este fue el origen de Jesucristo: María, su madre, estaba comprometida con José y, cuando todavía no habían vivido juntos, concibió un hijo por obra del Espíritu Santo.
José, su esposo, que era un hombre justo y no quería denunciarla públicamente, resolvió abandonarla en secreto.
Mientras pensaba en esto, el Angel del Señor se le apareció en sueños y le dijo: "José, hijo de David, no temas recibir a María, tu esposa, porque lo que ha sido engendrado en ella proviene del Espíritu Santo.
Ella dará a luz un hijo, a quien pondrás el nombre de Jesús, porque él salvará a su Pueblo de todos sus pecados".
Todo esto sucedió para que se cumpliera lo que el Señor había anunciado por el Profeta:
La Virgen concebirá y dará a luz un hijo a quien pondrán el nombre de Emanuel, que traducido significa: "Dios con nosotros".
Al despertar, José hizo lo que el Angel del Señor le había ordenado: llevó a María a su casa.
 
EL EVANGELIO NO ES UN SOMNÍFERO, ES PURA DINAMITA:
 
Dios no aparece vestido de majestad y con solemnes alborotos sino que hoy su signo es una mujer embarazada, y un niño. Es una manera auténtica y a la vez bella de hacerse presente en medio de este mundo ruín y cada día más cansado.
Al igual que María dijo sí, sin mirar las consecuencias de su aceptación, nosotros hoy tenemos que aceptar el reto de acompañar a vivir. A quien se encuentra hundido en la soledad, bloqueado por la depresión, atrapado por la enfermedad o vacío de alegría y esperanza.
No podemos creer en Dios, ni aunque se acerque la Navidad, sino es un Dios encarnado que ha querido compartir nuestra indigencia. Creer en el Dios encarnado es lo mismo que decir que Dios está cerca de ti, dentro de ti; entonces por qué seguimos presentando, que se hace en nuestra Iglesia y comunidades, a un Dios que es rival del hombre, que Dios nos exige ponernos de rodillas ante él, o que nos quita la libertad. Si nace en un pesebre y vive con los pobres y camina con sandalias; como orientar ahora nuestras creencias hacia palacios, en medio de grandes celebraciones majestuosas, en el derroche y el poder, en la imposición y el dogmatismo. No me cuadra, ni quiero que me cuadre, y punto "terminao"....

2 comentarios:

  1. DIA INTERNACIONAL DE LAS PERSONAS MIGRANTES

    http://sociedad.elpais.com/sociedad/2012/12/17/actualidad/1355770281_087364.html

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  2. El conocimiento es un bien de la humanidad.
    Todos los seres humanos deben acceder al saber.
    Cultivarlo es responsabilidad de todos
    Las personas son diferentes, al igual que sus culturas.
    Las personas viven de diferentes formas y por igual difieren las civilizaciones
    Las personas se comunican en una variedad de lenguas.
    Las personas se rigen por diferentes religiones.
    Las personas llegan al mundo de diferentes colores y son muchas las tradiciones que matizan sus vidas con diversos tintes y tonalidades.
    Las personas se visten de maneras diferentes y se adaptan a su entorno de diversas formas.
    Las personas se expresan de manera diferente y asimismo su música, su literatura y su arte reflejan mo-dos diferentes.
    Pero a pesar de estas diferencias, todas las personas tienen un único atributo en común: todas ellas son seres humanos, nada menos, nada más.
    Y no importa cuán diferentes sean, todas las culturas comparten algunos principios:
    Ninguna cultura tolera la explotación de los seres humanos.
    Ninguna religión permite la matanza de inocentes.
    Ninguna civilización acepta la violencia o el terror.
    La tortura es aborrecible para la conciencia humana.
    La brutalidad y la crueldad son detestables en cualquier tradición.
    Dicho más escuetamente, estos principios compartidos por todas las civilizaciones reflejan nuestros dere-chos humanos básicos. Estos derechos son atesorados y cuidados por todos, en todas partes.
    Así, la relatividad cultural no se debería utilizar nunca como pretexto para violar los derechos humanos, puesto que estos derechos simbolizan los valores más fundamentales de las civilizaciones humanas.
    Shirin Ebadi.
    Abogada iraní, primera mujer musulmana en recibir el Premio Nobel de la Paz (2003)

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