lunes, 11 de abril de 2011

TIEMPO DE CUARESMA.

Miércoles, 13 de abril de 2011. Juan 8,31-42.

Evangelio

Jesús dijo a aquellos judíos que habían creído en él: "Si ustedes permanecen fieles a mi palabra, serán verdaderamente mis discípulos:

conocerán la verdad y la verdad los hará libres".
Ellos le respondieron: "Somos descendientes de Abraham y jamás hemos sido esclavos de nadie. ¿Cómo puedes decir entonces: 'Ustedes serán libres'?".
Jesús les respondió: "Les aseguro que todo el que peca es esclavo del pecado.
El esclavo no permanece para siempre en la casa; el hijo, en cambio, permanece para siempre.
Por eso, si el Hijo los libera, ustedes serán realmente libres.
Yo sé que ustedes son descendientes de Abraham, pero tratan de matarme porque mi palabra no penetra en ustedes.
Yo digo lo que he visto junto a mi Padre, y ustedes hacen lo que han aprendido de su padre".
Ellos le replicaron: "Nuestro padre es Abraham". Y Jesús les dijo: "Si ustedes fueran hijos de Abraham obrarían como él.
Pero ahora quieren matarme a mí, al hombre que les dice la verdad que ha oído de Dios. Abraham no hizo eso.
Pero ustedes obran como su padre". Ellos le dijeron: "Nosotros no hemos nacido de la prostitución; tenemos un solo Padre, que es Dios". Jesús prosiguió:
"Si Dios fuera su Padre, ustedes me amarían, porque yo he salido de Dios y vengo de él. No he venido por mí mismo, sino que él me envió.

EL EVANGELIO NO ES UN SOMNIFERO, ES PURA DINAMITA:

Como siempre, y esto se ha repetido a lo largo de la historia, Jesús es causa de disensión. Su persona, su mensaje, su palabra no deja indiferentes a los que se acercan a Él. “El que no está conmigo, está contra mí” dijo en otra ocasión y es que ante Él hay que tomar partido. Llama mucho la atención, que los que se creen poseedores de la verdad, los eruditos, los “especialistas” del espíritu anden tan mal encaminados y, encima, se atrevan a juzgar a los “ignorantes” que se han dejado embaucar por el mensaje de paz y bienaventuranza que Jesús ha venido a sembrar. Llama la atención que, estos mismos, hoy como ayer, se crean poseedores de la verdad absoluta y se atrevan a dictar sentencia.

Pidámosle a Él que nos haga ver claro que no estamos aquí para juzgar a nadie, que nos ayude a ser un poquito más tolerantes, a no creer que sólo nosotros tenemos razón y a no ir machacando a diestro y siniestro con nuestras actitudes inflexibles, en nombre de la valentía y de la claridad de cierta concepción de la moralidad. A Jesús le seguía una multitud por los caminos de Galilea, esto sí que podía considerarse un verdadero testimonio. La multitud que le seguía caminaba al paso de las bienaventuranzas y los pobres, enfermos, lisiados, pecadores y prostitutas encabezaba esa “manifestación”. Pensemos la diferencia con lo que nos está tocando vivir.


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