EVANGELIO
22Cuando
se cumplieron los días de la purificación de ellos, según la Ley de Moisés, llevaron a
Jesús a Jerusalén para presentarle al Señor,23como
está escrito en la Ley
del Señor: Todo varón primogénito será consagrado al Señor24y para
ofrecer en sacrificio un par de tórtolas o dos pichones , conforme a lo que se
dice en la Ley
del Señor.25Y he aquí que había en
Jerusalén un hombre llamado Simeón; este hombre era justo y piadoso, y esperaba
la consolación de Israel; y estaba en él el Espíritu Santo.26Le
había sido revelado por el Espíritu Santo que no vería la muerte antes de haber
visto al Cristo del Señor.27Movido
por el Espíritu, vino al Templo; y cuando los padres introdujeron al niño
Jesús, para cumplir lo que la Ley
prescribía sobre él,28le tomó en brazos y
bendijo a Dios diciendo:29«Ahora,
Señor, puedes, según tu palabra, dejar que tu siervo se vaya en paz;30porque
han visto mis ojos tu salvación,31la que
has preparado a la vista de todos los pueblos,32luz
para iluminar a los gentiles y gloria de tu pueblo Israel.»
EL EVANGELIO NO ES UN SOMNIFERO, ES PURA DINAMITA:
FIESTA DE LA PRESENTACIÓN
EN EL TEMPLO.
Todos llevamos en el pecho una cruz/ en nuestras iglesias
preside nuestra celebración una cruz/ en nuestras casas... pero el verdadero
signo del cristiano es la luz.
Presentación de Jesús es como: Luz del mundo.
Ni toda la oscuridad del mundo puede vencer a una pequeña
luz de una simple cerilla. Hoy los que decimos seguir a Jesús de Nazareth,
seguimos teniendo la misión de ser luz y yo creo en ello:
Creo en un hombre/mujer nuevo que se levanta de los
escombros del sinsentido y de la vaciedad, del desencanto y la desilusión.
Creo en un hombre/mujer que ondea la bandera manchada de la
libertad y que corona estas letras con la sangre de su valor y lealtad.
Creo que la
Verdad nos va haciendo libres, aunque te amenacen de muerte o
te martiricen con el látigo del abandono y la indiferencia.
Creo en los auténticos profetas que no se venden al sistema
establecido, al consumo desenfrenado o a la pasividad latente.
Creo en el amor, tan devaluado y olvidado en la
superficialidad.
Creo que, aunque seamos pobres, nuestro corazón brilla de
riqueza y valentía. Sólo cuando se es auténticamente pobre se vive plenamente
en libertad y se vive en función de los demás.
Creo en la alegría, esencial para una buena dieta de vida.
En una alegría que brota el corazón, trasparente y auténtica y que
continuamente se refleja en la cara y en los labios. En una alegría contagiosa.
Creo en las miradas... porque hablan más profundamente que
las palabras y los bellos discursos…
Creo en las manos que son expresivas y atrayentes. En las
manos que estrechan y acarician, que perdonan y abrazan, que entregan la propia
persona y esperan. Creo en las manos que trabajan.
Creo en el espíritu y la fuerza que nos dejó el de Nazareth,
P´alante
creo en los que buscan sin descanso, luchan sin rendición y aman sin condiciones....
ResponderEliminaryo creo en la fusca
EliminarY yo
ResponderEliminarY yo sólo creo en la sonrisa como arma...
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