domingo, 1 de febrero de 2015

Lucas 2:22-32. LUNES 2 DE FEBRERO. PRESENTACIÓN EN EL TEMPLO

EVANGELIO
22Cuando se cumplieron los días de la purificación de ellos, según la Ley de Moisés, llevaron a Jesús a Jerusalén para presentarle al Señor,23como está escrito en la Ley del Señor: Todo varón primogénito será consagrado al Señor24y para ofrecer en sacrificio un par de tórtolas o dos pichones , conforme a lo que se dice en la Ley del Señor.25Y he aquí que había en Jerusalén un hombre llamado Simeón; este hombre era justo y piadoso, y esperaba la consolación de Israel; y estaba en él el Espíritu Santo.26Le había sido revelado por el Espíritu Santo que no vería la muerte antes de haber visto al Cristo del Señor.27Movido por el Espíritu, vino al Templo; y cuando los padres introdujeron al niño Jesús, para cumplir lo que la Ley prescribía sobre él,28le tomó en brazos y bendijo a Dios diciendo:29«Ahora, Señor, puedes, según tu palabra, dejar que tu siervo se vaya en paz;30porque han visto mis ojos tu salvación,31la que has preparado a la vista de todos los pueblos,32luz para iluminar a los gentiles y gloria de tu pueblo Israel.»
EL EVANGELIO NO ES UN SOMNIFERO, ES PURA DINAMITA:

FIESTA DE LA PRESENTACIÓN EN EL TEMPLO.

Todos llevamos en el pecho una cruz/ en nuestras iglesias preside nuestra celebración una cruz/ en nuestras casas... pero el verdadero signo del cristiano es la luz.

Presentación de Jesús es como: Luz del mundo.
Ni toda la oscuridad del mundo puede vencer a una pequeña luz de una simple cerilla. Hoy los que decimos seguir a Jesús de Nazareth, seguimos teniendo la misión de ser luz y yo creo en ello:

Creo en un hombre/mujer nuevo que se levanta de los escombros del sinsentido y de la vaciedad, del desencanto y la desilusión.
Creo en un hombre/mujer que ondea la bandera manchada de la libertad y que corona estas letras con la sangre de su valor y lealtad.
Creo que la Verdad nos va haciendo libres, aunque te amenacen de muerte o te martiricen con el látigo del abandono y la indiferencia.
Creo en los auténticos profetas que no se venden al sistema establecido, al consumo desenfrenado o a la pasividad latente.
Creo en el amor, tan devaluado y olvidado en la superficialidad.
Creo que, aunque seamos pobres, nuestro corazón brilla de riqueza y valentía. Sólo cuando se es auténticamente pobre se vive plenamente en libertad y se vive en función de los demás.
Creo en la alegría, esencial para una buena dieta de vida. En una alegría que brota el corazón, trasparente y auténtica y que continuamente se refleja en la cara y en los labios. En una alegría contagiosa.
Creo en las miradas... porque hablan más profundamente que las palabras y los bellos discursos…
Creo en las manos que son expresivas y atrayentes. En las manos que estrechan y acarician, que perdonan y abrazan, que entregan la propia persona y esperan. Creo en las manos que trabajan.

Creo en el espíritu y la fuerza que nos dejó el de Nazareth, P´alante

4 comentarios:

  1. creo en los que buscan sin descanso, luchan sin rendición y aman sin condiciones....

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  2. Y yo sólo creo en la sonrisa como arma...

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