EVANGELIO
1«Cuidad
de no practicar vuestra justicia delante de los hombres para ser vistos por
ellos; de lo contrario no tendréis recompensa de vuestro Padre celestial.2Por
tanto, cuando hagas limosna, no lo vayas trompeteando por delante como hacen
los hipócritas en las sinagogas y por las calles, con el fin de ser honrados
por los hombres; en verdad os digo que ya reciben su paga.3Tú, en
cambio, cuando hagas limosna, que no sepa tu mano izquierda lo que hace tu
derecha;4así tu limosna quedará
en secreto; y tu Padre, que ve en lo secreto, te recompensará.5«Y
cuando oréis, no seáis como los hipócritas, que gustan de orar en las sinagogas
y en las esquinas de las plazas bien plantados para ser vistos de los hombres;
en verdad os digo que ya reciben su paga.6Tú, en
cambio, cuando vayas a orar, entra en tu aposento y, después de cerrar la
puerta, ora a tu Padre, que está allí, en lo secreto; y tu Padre, que ve en lo
secreto, te recompensará.16«Cuando
ayunéis, no pongáis cara triste, como los hipócritas, que desfiguran su rostro
para que los hombres vean que ayunan; en verdad os digo que ya reciben su paga.17Tú, en
cambio, cuando ayunes, perfuma tu cabeza y lava tu rostro,18para
que tu ayuno sea visto, no por los hombres, sino por tu Padre que está allí, en
lo secreto; y tu Padre, que ve en lo secreto, te recompensará.
EL EVANGELIO NO ES UN SOMNIFERO, ES PURA DINAMITA.
Para los que somos salmantinos de adopción y devoción, nos
acordamos siempre en estos días cuaresmales de la tradición que data de mediados
del XVI donde el famoso “padre putas” en la ciudad, desterraba a las
prostitutas en la travesía del Tormes,para regresar con ellas el famoso lunes
de aguas, era el inicio de la cuaresma, marcado por el miércoles de ceniza y
que abre una época de ayuno, sacrificio y meditación. Con la imposición de la ceniza hoy,
queremos ser conscientes de que podemos trabajar por un mundo más humano, por
un mundo mejor para todos, quizás el mundo en el que todos soñamos. Nos queda
mucho por andar, a veces nosotros también fallamos y por eso estamos hoy aquí,
recordando que queremos ser mejores, más auténticos, más responsables y mucho
más soñadores.
Jesucristo es la mano que Dios tiende, y los cristianos somos las manos que todos esperan ver tendidas y entregadas. Nosotros sus
discípulos tenemos la misión de continuar siendo la mano de Dios y acercarla a
todo ser humano necesitado de fuerza, apoyo, compañía y protección. P´alaante
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