lunes, 13 de septiembre de 2010

Martes 14 de septiembre. Jn 3,13-17

EVANGELIO
Nadie ha subido al cielo, sino el que descendió del cielo, el Hijo del hombre que está en el cielo. De la misma manera que Moisés levantó en alto la serpiente en el desierto, también es necesario que el Hijo del hombre sea levantado en alto, para que todos los que creen en él tengan Vida eterna. Sí, Dios amó tanto al mundo, que entregó a su Hijo único para que todo el que cree en él no muera, sino que tenga Vida eterna. Porque Dios no envió a su Hijo para juzgar al mundo, sino para que el mundo se salve por él.
EL EVANGELIO NO ES UN SOMNIFERO ES PURA DINAMITA:
Por mucho que pase el tiempo y que algunos se empeñen en decir y vivir lo contrario, Jesús no ha montado la que montó para que en su nombre se juzgue y se condene a la gente. Todo lo contrario, la vida que es hermosa en cuanto tal, es para vivirla en plenitud, y un punto importante de esta plenitud es sentirse querido y perdonado, sabedor de que existen las segundas y terceras oportunidades. Cuanta gente hay en nuestro mundo que vive bajo el yugo de la condena y además dentro de la Iglesia. No seamos nosotros de aquellos que miran por encima del hombro, que son los listos y "sabelotodos" que se permiten el lujo de juzgar. Y si somos de esos por favor no hablemos en nombre de Jesús y su evangelio.

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