miércoles, 17 de septiembre de 2014

Jueves 18 de septiembre, Lc 7, 36-50

EVANGELIO

Un fariseo le rogó que comiera con él, y, entrando en la casa del fariseo, se puso a la mesa.37Había en la ciudad una mujer pecadora pública, quien al saber que estaba comiendo en casa del fariseo, llevó un frasco de alabastro de perfume,38y poniéndose detrás, a los pies de él, comenzó a llorar, y con sus lágrimas le mojaba los pies y con los cabellos de su cabeza se los secaba; besaba sus pies y los ungía con el perfume.39Al verlo el fariseo que le había invitado, se decía para sí: «Si éste fuera profeta, sabría quién y qué clase de mujer es la que le está tocando, pues es una pecadora.»40Jesús le respondió: «Simón, tengo algo que decirte.» El dijo: «Di, maestro.»41Un acreedor tenía dos deudores: uno debía quinientos denarios y el otro cincuenta.42Como no tenían para pagarle, perdonó a los dos. ¿Quién de ellos le amará más?»43Respondió Simón: «Supongo que aquel a quien perdonó más.» El le dijo: «Has juzgado bien»,44y volviéndose hacia la mujer, dijo a Simón: «¿Ves a esta mujer? Entré en tu casa y no me diste agua para los pies. Ella, en cambio, ha mojado mis pies con lágrimas, y los ha secado con sus cabellos.45No me diste el beso. Ella, desde que entró, no ha dejado de besarme los pies.46No ungiste mi cabeza con aceite. Ella ha ungido mis pies con perfume.47Por eso te digo que quedan perdonados sus muchos pecados, porque ha mostrado mucho amor. A quien poco se le perdona, poco amor muestra.»48Y le dijo a ella: «Tus pecados quedan perdonados.»49Los comensales empezaron a decirse para sí: «¿Quién es éste que hasta perdona los pecados?»50Pero él dijo a la mujer: «Tu fe te ha salvado. Vete en paz.»

EL EVANGELIO NO ES UN SOMNÍFERO, ES PURA DINAMITA:

Creo que es interesante que nos fijemos en el aspecto de la mujer, en esta ocasión, Jesús y su relación con las mujeres:
Así es, llamativamente, se ha hablado tanto de estos temas y escrito tantas tonterias…. si se tiene en cuenta la situación de la mujer en la época, sería más fácil entenderlo. Se relaciona con muje­res enfermas, extranjeras, samaritanas menospreciadas, mujeres que le tocan y ungen, con pecadoras públicas, con adúlteras, con viudas, con mujeres que le acogen en su casa o que le acompañan en sus correrías por los pueblos del país.
Y lo hizo porque las mujeres eran uno de los colectivos sociales débiles y nece­sitados. Y Jesús tenía muy claro que la salud era para estos colectivos (Lc 5,31). A Jesús se le ha querido relacionar con el poder, como quien consagra el poder. Pero nada más lejos de la realidad: ha esta­do en la orilla de los débiles. Es Hijo de un Dios parcial, Padre de todos pero no del mismo modo.
Como discípulos de Jesús debemos vivir como él: tocando leprosos, cuestionando lo incuestionable y relacionándose con mujeres…. En definitiva perdonando y amando.  Las mujeres han dado tanto al cristianismo y a la Iglesia que sería un buen momento de darles la parte de protagonismo que les corresponde…Francisco parece que quiere, pero no remata!!!


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