EVANGELIO
Un fariseo le rogó que comiera
con él, y, entrando en la casa del fariseo, se puso a la mesa.37Había en la
ciudad una mujer pecadora pública, quien al saber que estaba comiendo en casa
del fariseo, llevó un frasco de alabastro de perfume,38y poniéndose detrás, a
los pies de él, comenzó a llorar, y con sus lágrimas le mojaba los pies y con
los cabellos de su cabeza se los secaba; besaba sus pies y los ungía con el
perfume.39Al verlo el fariseo que le había invitado, se decía para sí: «Si éste
fuera profeta, sabría quién y qué clase de mujer es la que le está tocando,
pues es una pecadora.»40Jesús le respondió: «Simón, tengo algo que decirte.» El
dijo: «Di, maestro.»41Un acreedor tenía dos deudores: uno debía quinientos
denarios y el otro cincuenta.42Como no tenían para pagarle, perdonó a los dos.
¿Quién de ellos le amará más?»43Respondió Simón: «Supongo que aquel a quien
perdonó más.» El le dijo: «Has juzgado bien»,44y volviéndose hacia la mujer,
dijo a Simón: «¿Ves a esta mujer? Entré en tu casa y no me diste agua para los
pies. Ella, en cambio, ha mojado mis pies con lágrimas, y los ha secado con sus
cabellos.45No me diste el beso. Ella, desde que entró, no ha dejado de besarme
los pies.46No ungiste mi cabeza con aceite. Ella ha ungido mis pies con
perfume.47Por eso te digo que quedan perdonados sus muchos pecados, porque ha
mostrado mucho amor. A quien poco se le perdona, poco amor muestra.»48Y le dijo
a ella: «Tus pecados quedan perdonados.»49Los comensales empezaron a decirse
para sí: «¿Quién es éste que hasta perdona los pecados?»50Pero él dijo a la
mujer: «Tu fe te ha salvado. Vete en paz.»
EL EVANGELIO NO ES UN SOMNÍFERO,
ES PURA DINAMITA:
Creo que es interesante que nos fijemos en el aspecto de la mujer, en
esta ocasión, Jesús y su relación con las mujeres:
Así es, llamativamente, se ha hablado tanto de
estos temas y escrito tantas tonterias…. si se tiene en cuenta la situación de
la mujer en la época, sería más fácil entenderlo. Se relaciona con mujeres
enfermas, extranjeras, samaritanas menospreciadas, mujeres que le tocan y ungen,
con pecadoras públicas, con adúlteras, con viudas, con mujeres que le acogen en
su casa o que le acompañan en sus correrías por los pueblos del país.
Y lo hizo porque las mujeres eran uno de los
colectivos sociales débiles y necesitados. Y Jesús tenía muy claro que la
salud era para estos colectivos (Lc 5,31). A Jesús se le ha querido relacionar
con el poder, como quien consagra el poder. Pero nada más lejos de la realidad:
ha estado en la orilla de los débiles. Es Hijo de un Dios parcial, Padre de
todos pero no del mismo modo.
Como discípulos de Jesús debemos vivir como él: tocando
leprosos, cuestionando lo incuestionable y relacionándose con mujeres…. En
definitiva perdonando y amando. Las mujeres han dado tanto al
cristianismo y a la Iglesia que sería un buen momento de darles la
parte de protagonismo que les corresponde…Francisco parece que quiere, pero no
remata!!!
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