viernes, 19 de septiembre de 2014

Viernes 19 de septiembre, Lc 8,1-3

EVANGELIO

En aquel tiempo, Jesús iba caminando de ciudad en ciudad y de pueblo en pueblo, predicando el Evangelio del reino de Dios; lo acompañaban los Doce y algunas mujeres que él habla curado de malos espíritus y enfermedades: María la Magdalena, de la que habían salido siete demonios; Juana, mujer de Cusa, intendente de Herodes; Susana y otras muchas que le ayudaban con sus bienes.

EL EVANGELIO NO ES UN SOMNÍFERO, ES PURA DINAMITA:

La invitación es clara y no admite lugar a la duda: el seguidor de Jesús ha de ser una persona que no tiene lugares fijos donde vivir, y más importante que eso, no tiene ideas y pensamientos inamovibles y perpetuos. El seguidor de Jesús tiene que ser itinerante, en permanente estado de sorpresa y asombro, en camino...y para ello tenemos que tener nuestro equipaje ligero y tener los arrestos suficientes y necesarios para remar siempre mar adentro, sea cual sea la situación y el momento que nos toca vivir, remar mar adentro es sonreír aunque lloremos por dentro, es tender la mano para quien la quiera coger, es hacer de tripas corazón y embarcarse en proyectos que otros tildan de locuras....es, en definitiva enamorase del Evangelio y hacer de éste un estilo de vida que merece la pena. Ánimo y al toro….



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