miércoles, 24 de septiembre de 2014

Lucas (9,7-9).jueves 25 septiembre



EVANGELIO
En aquel tiempo, el virrey Herodes se enteró de lo que pasaba y no sabía a qué atenerse, porque unos decían que Juan había resucitado, otros que había aparecido Elías, y otros que había vuelto a la vida uno de los antiguos profetas.
Herodes se decía: «A Juan lo mandé decapitar yo. ¿Quién es éste de quien oigo semejantes cosas?»
Y tenía ganas de ver a Jesús.
EL EVANGELIO NO ES UN SOMNIFERO, ES PURA DINAMITA:
           

¿QUIÉN ES ESTE?

 Los violentos le encontraban débil y manso. Los custodios del orden le juzgaban en cambio, violento y peligroso. Los cultos le despreciaban y le temían. Los poderosos se reían de su locura. Había dedicado toda su vida a Dios, pero los ministros oficiales de la religión de su pueblo le veían como un blasfemo y un enemigo del cielo. Eran ciertamente muchos los que le seguían por los caminos cuando predicaba, pero a la mayor parte les interesaban más los gestos asombrosos que hacía o el pan que les repartía que todas las palabras que salían de sus labios. De hecho todos le abandonaron cuando sobre su cabeza rugió la tormenta de la persecución de los poderosos y sólo su madre y tres o cuatro amigos más le acompañaron en su agonía.
(….)
            ¿quién, quién es este hombre por quien tantos han muerto, a quién tantos han amado hasta la locura y en cuyo nombre se han hecho también - ¡ay! Tantas violencias? Desde hace más de dos mil años, su nombre ha estado en boca de millones de agonizantes, como una esperanza, y de millares de mártires, como un orgullo. ¡ Cuántos han sido encarcelados y atormentados, cuántos han muerto sólo por proclamarse seguidores suyos!
(…)
¿ Y cómo responder sin conocerle, sin haberse acercado a su historia, sin contemplar los entresijos de su alma, sin haber leído y releído sus palabras? P´alante

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