miércoles, 1 de octubre de 2014

Miércoles 1 de Octubre. Lc 9,57-62

EVANGELIO

En aquel tiempo, mientras iban de camino Jesús y sus discípulos, le dijo uno: «Te seguiré adonde vayas.» Jesús le respondió: «Las zorras tienen madriguera, y los pájaros nido, pero el Hijo del hombre no tiene donde reclinar la cabeza.»
A otro le dijo: «Sígueme.»
Él respondió: «Déjame primero ir a enterrar a mi padre.»
Le contestó: «Deja que los muertos entierren a sus muertos; tú vete a anunciar el reino de Dios.»
Otro le dijo: «Te seguiré, Señor. Pero déjame primero despedirme de mi familia.»
Jesús le contestó: «El que echa mano al arado y sigue mirando atrás no vale para el reino de Dios.»

EL EVANGELIO NO ES UN SOMNÍFERO, ES PURA DINAMITA

Seguir a Jesús es ir de camino con él a Jerusalén…es decir, es seguir l itinerario de muerte, fracaso, pasión…que lleva consigo el destino de Jesús como profeta que denuncia y anuncia.
Seguir a Jesús es fuente de conflicto….apostar por la transparencia, por la honestidad y honradez, por hablar claro y mirando a los ojos….es motivo claro de disputa y enfrentamiento, sobre todo con los que más tienes y más se creen, con los poderosos, del tipo que sean, de cualquier tiempo y época.
Es muy difícil y complicado asumir, aceptar y llevar a cabo este seguimiento con radicalidad y coherencia. Creo que solo es posible cuando, verdaderamente y sin teatros, Jesús está en el centro de nuestra vida….y aquí hay que ser muy claros y quizás duros. Jesús no puede ser secundario ni marginal en nuestra vida, de ahí que deba estar, como nos recuerda hoy el evangelio, por encima de la familia, de cualquier instalación aburguesada, por encima de cualquier seguridad ficticia, y por encima, incluso, de la religión y de las creencias institucionalizadas.
Ojalá, podamos decir y afirmar, que porque Jesús ocupa la centralidad de nuestra vida, también corremos su misma suerte de persecución, pero lleva de entrega generosa y felicidad.


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