Evangelio
8Ellas
partieron a toda prisa del sepulcro, con miedo y gran gozo, y corrieron a dar
la noticia a sus discípulos.9En
esto, Jesús les salió al encuentro y les dijo: «¡Dios os guarde!» Y ellas,
acercándose, se asieron de sus pies y le adoraron.10Entonces
les dice Jesús: «No temáis. Id, avisad a mis hermanos que vayan a Galilea; allí
me verán.»11Mientras ellas iban,
algunos de la guardia fueron a la ciudad a contar a los sumos sacerdotes todo
lo que había pasado.12Estos, reunidos con los
ancianos, celebraron consejo y dieron una buena suma de dinero a los soldados,13advirtiéndoles:
«Decid: "Sus discípulos vinieron de noche y le robaron mientras nosotros
dormíamos."14Y si la cosa llega a
oídos del procurador, nosotros le convenceremos y os evitaremos
complicaciones.»15Ellos tomaron el dinero
y procedieron según las instrucciones recibidas. Y se corrió esa versión entre
los judíos, hasta el día de hoy.
EL EVANGELIO NO ES UN SOMNIFERO, ES PURA DINAMITA:
Amigos de la fusca de la vida, nos están
invitando a abandonar el sepulcro de un cristianismo estático y convencional,
para anunciar al mundo entero que
estamos perdiendo el tiempo celebrando culto alrededor de un muerto, porque Jesús
vive en la calle, cada día, con la gente dispuesta a pisar con coraje, alegría
y libertad.
Ahora nos
toca a nosotros ser testigos de la resurrección
Vivimos tiempos de muerte, cada día se crea y
alimenta una cultura de la muerte que impera entre los más jóvenes con sus
video-juegos, Internet, y se amplia a los más mayores con una violencia
machista sin fin y una violencia a gran escala que se publicita por todos los
medios posibles a tiempo inmediato. Que mierda de mundo estamos creando y
estamos tan tranquilos. El testigo de la resurrección exige no pocos
compromisos, esos compromisos empiezan por la preocupación seria y responsable
por el próximo ( prójimo) , por el hermano. P´alante
Quien Diga que Dios ha muerto,
ResponderEliminarque salga a la luz y vea
si el mundo es o no tarea
de un Dios que sigue despierto.
Ya no es su sitio el desierto
ni en la montaña se esconde;
decid, si preguntan dónde,
que Dios está - sin mortaja-
en donde un hombre trabaja
y un corazón le responde"..