domingo, 18 de noviembre de 2012

Lunes 19 de noviembre. Lc 18,35-43

EVANGELIO 
 
Cuando se acercaba a Jericó, un ciego estaba sentado al borde del camino, pidiendo limosna.
Al oír que pasaba mucha gente, preguntó qué sucedía.
Le respondieron que pasaba Jesús de Nazaret.
El ciego se puso a gritar: "¡Jesús, Hijo de David, ten compasión de mí!".
Los que iban delante lo reprendían para que se callara, pero él gritaba más fuerte: "¡Hijo de David, ten compasión de mí!".
Jesús se detuvo y mandó que se lo trajeran. Cuando lo tuvo a su lado, le preguntó:
"¿Qué quieres que haga por ti?". "Señor, que yo vea otra vez".
Y Jesús le dijo: "Recupera la vista, tu fe te ha salvado".
En el mismo momento, el ciego recuperó la vista y siguió a Jesús, glorificando a Dios. Al ver esto, todo el pueblo alababa a Dios.
 
EL EVANGELIO NO ES UN SOMNÍFERO, ES PURA DINAMITA:
 
Uno de los detalles que me llaman la atención de Jesús en este Evangelio y que hace cambiar el rumbo de los acontecimientos, es que "Jesús se detuvo". Puede pasar desapercibido, pero de detiene y pide que le traigan al ciego. Ante esta situación la reflexión es clara y rotunda: ¿Ante qué o quienes nos detenemos nosotros?...quizás pasemos de largo, o sigamos de frente...claro, tenemos tantas cosas que hacer y tan importantes que no podemos detenernos...si nos cuesta responder a la pregunta es que vamos un poco regular...
Creo que un seguidor de Jesús, aunque este seguimiento sea de lejos, tiene muchos motivos por los que detenerse, y no solo motivos, también muchas personas ante las que detenernos. Sus gritos son silenciosos pero dolorosos, nos piden ayuda sin abrir la boca, nos buscan como un naufrago una tabla de salvación....
Hagamos un esfuerzo y detengamonos, prestemosles atención, intentemos paliar sus sufrimientos...hoy en día, muchos de estos serán económicos, pero hay otros muchos que son falta de cariño, de atención, de escucha....pequeños gestos que son capaces de cambiar y aliviar el dolor de una persona...

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