viernes, 9 de noviembre de 2012

Viernes 9 de noviembre. Jn 2,13-22


 EVANGELIO
Se acercaba la Pascua de los judíos. Jesús subió a Jerusalén
y encontró en el Templo a los vendedores de bueyes, ovejas y palomas y a los cambistas sentados delante de sus mesas.
Hizo un látigo de cuerdas y los echó a todos del Templo, junto con sus ovejas y sus bueyes; desparramó las monedas de los cambistas, derribó sus mesas
y dijo a los vendedores de palomas: "Saquen esto de aquí y no hagan de la casa de mi Padre una casa de comercio".
Y sus discípulos recordaron las palabras de la Escritura: El celo por tu Casa me consumirá.
Entonces los judíos le preguntaron: "¿Qué signo nos das para obrar así?".
Jesús les respondió: "Destruyan este templo y en tres días lo volveré a levantar".
Los judíos le dijeron: "Han sido necesarios cuarenta y seis años para construir este Templo, ¿y tú lo vas a levantar en tres días?".
Pero él se refería al templo de su cuerpo.
Por eso, cuando Jesús resucitó, sus discípulos recordaron que él había dicho esto, y creyeron en la Escritura y en la palabra que había pronunciado.


EL EVANGELIO NO ES UN SOMNÍFERO, ES PURA DINAMITA:

De nuevo la confusión y la falta de entendimiento de las palabras de Jesús, por parte de los discípulos.
Bueno, de las palabras y del mensaje u obras.
También nos puede pasar lo mismo a  nosotros, de heche muchas veces vemos esa falta de criterio y de cercanía entre lo que debemos hacer y lo que hacemos. Y de manera más flagrante y peligrosa se ve en aquellos que mandan hacer algo, pero ellos son los primeros en no hacerlo, o hacer lo contrario. Pues, también ahora, como entonces, Jesús tiene que desmontar "nuestro mercado", nuestra cueva de ladrones, y explicarnos de nuevo que su casa y sus cosas son otras. Que poco tienen que ver con grandes fortunas y solemnidades fatuas, con declaraciones que van contra el sentido común, con subvenciones y con acuerdos con los poderosos de esta tierra. Que su mensaje se anuncia desde el púlpito de la vida cotidiana de las plazas y las calles transitadas por la gente corriente y que sus mejores representantes son los que anuncian y denuncian desde la pobreza y la sencillez. "El que tenga oídos para oír que oiga"

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