sábado, 25 de abril de 2009

26 de abril. Domingo. Lc 24,35-48

EVANGELIO:
En aquel tiempo, contaban los discípulos lo que les había pasado por el camino y cómo habían reconocido a Jesús al partir el pan.
Estaban hablando de estas cosas, cuando se presenta Jesús en medio de ellos y les dice:
- Paz a vosotros.
Llenos de miedo por la sorpresa, creían ver un fantasma.
Él les dijo:
- ¿Por qué os alarmáis?, ¿por qué surgen dudas en vuestro interior? Mirad mis manos y mis pies: soy yo en persona. Palpadme y daos cuenta de que un fantasma no tiene carne y huesos, como veis que yo tengo.
Dicho esto, les mostró las manos y los pies. Y como no acababan de creer por la alegría, y seguían atónitos, les dijo:
- ¿Tenéis ahí algo que comer?
Ellos le ofrecieron un trozo de pez asado. Él lo tomó y comió delante de ellos. Y les dijo:
- Esto es lo que os decía mientras estaba con vosotros: que todo lo escrito en la ley de Moisés y en los profetas y salmos acerca de mí tenía que cumplirse.
Entonces les abrió el entendimiento para comprender las Escrituras. Y añadió:
- Así estaba escrito: el Mesías padecerá, resucitará de entre los muertos al tercer día, y en su nombre se predicará la conversión y el perdón de los pecados a todos los pueblos, comenzando por Jerusalén. Vosotros sois testigos de esto.
EL EVANGELIO NO ES UN SOMNIFERO, ES PURA DINAMITA:
Parece que era verdad, ha resucitado. La fracción del pan todavía hoy en día, sigue siendo una señal de resurrección y un oficio con plazas disponibles. Y ahora, nosotros los discípulos somos testigos de todo. El testimonio se pasa por contagio, es el testimonio de vida, el lenguaje de la caridad la única forma de proclamar la resurrección.
Ser testigos y anunciar el Evangelio es gritar el cambio desde lo más profundo del ser humano, es apostar por el hombre y la mujer de cada tiempo, hacer realidad el perdón y la paz, denunciar las injusticias y anunciar la salvación.
Estamos ante un hecho insólito en la historia hasta ese momento: Dios no ha resucitado a un cualquiera... ¡ que va! Dios ha resucitado a un crucificado, con lo que eso conlleva y exige. Por eso hoy, los amigos de Jesús de Nazareth, que le seguimos con decisión, sabemos que estamos empujando la historia hacia el amor, la paz y la esperanza. Porque siempre estamos con las víctimas en clave de resurrección.

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