martes, 21 de abril de 2009

Miércoles 22 de abril. Jn 3, 16-21

EVANGELIO:
Porque tanto amó Dios al mundo que dio a su Hijo único, para que todo el que crea en él no perezca, sino que tenga vida eterna.
Porque Dios no ha enviado a su Hijo al mundo para juzgar al mundo, sino para que el mundo se salve por él.
El que creee en él, no es juzgado; pero el que no cree, ya está juzgado, porque no ha creído en el Nombre del Hijo único de Dios.
Y el juicio está en que vino la luz al mundo, y los hombres amaron más las tinieblas que la luz, porque sus obras eran malas.
Pues todo el que obra el mal aborrece la luz y no va a la luz, para que no sean censuradas sus obras.
Pero el que obra la verdad, va a la luz, para que quede de manifiesto que sus obras están hechas según Dios.»
EL EVANGELIO NO ES UN SOMNIFERO, ES PURA DINAMITA:
Hay que caminar, amigos. P´alante si es posible y si es imposible entonces camineos p´alante. Progresar y caminar. El guía es el de siempre: EVANGELIO, se llama, la única norma vital y válida para el cristiano. Camino, Verdad y Vida para aprender a vivir con sentido, siempre comprometido y siempre ilusionado.
Pero lo importante, que no todo el mundo lo ha entendido, es que Cristo no vino a condenar, a separar, a dividir, a juzgar, a señalar... por favor, vino a salvar. No es un juez de sentencias condenatorias, es un compañero de camino que anima continuamente a seguir caminando a pesar de los fallos. No podemos vivir amargados por mucho que nos hablen de condenación, al cristiano se le conoce por la cara que viste: cara de salvación.

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