martes, 12 de enero de 2010

Marcos 1, 29-39. miércoles 13 de enero.

EVANGELIO:
En aquel tiempo, al salir Jesús de la sinagoga, fue con Santiago y Juan a casa de Simón y Andrés. La suegra de Simón estaba en cama con fiebre, y se lo dijeron. Jesús se acercó, la cogió de la mano y la levantó. Se le pasó la fiebre y se puso a servirles. Al anochecer, cuando se puso el sol, le llevaron todos los enfermos y endemoniados. La población entera se agolpaba a la puerta. Curó a muchos enfermos de diversos males y expulsó muchos demonios; y como los demonios lo conocían, no les permitía hablar.Se levantó de madrugada, se marchó al descampado y allí se puso a orar. Simón y sus compañeros fueron y, al encontrarlo, le dijeron:-«Todo el mundo te busca.»Él les respondió:-«Vámonos a otra parte, a las aldeas cercanas, para predicar también allí; que para eso he salido.»Así recorrió toda Galilea, predicando en las sinagogas y expulsando los demonios.

EL EVANGELIO NO ES UN SOMNIFERO, ES PURA DINAMITA:
Jesús no deja el mundo tal como está.
Jesús no ama las almas, sino a las personas, hombres y mujeres concretos ( a la suegra de Pedro, por ejemplo). “ Jesús se acercó, la cogió de la mano y la levantó”. Un rabino, un fariseo, un puritano, ... jamás se habría acercado a una mujer y cogerla de la mano, menos aún, Jesús es original en gestos.
Jesucristo es la mano que Dios tiende. Nosotros sus discípulos tenemos la misión de continuar siendo la mano de Dios y acercarla a todo ser humano necesitado de fuerza, apoyo, compañía y protección.
La fe en Jesús no consiste en creer algo, sino en creer en alguien. No es aceptar un conjunto extraño de doctrinas, ideologías, dogmas, o teologías sino de encontrarnos con alguien vivo... Creer es otra cosa, es amar.

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