15Después de haber comido, dice Jesús a Simón Pedro: «Simón
de Juan, ¿me amas más que éstos?» Le dice él: «Sí, Señor, tú sabes que te
quiero.» Le dice Jesús: «Apacienta mis corderos.»16Vuelve a decirle por segunda
vez: «Simón de Juan, ¿me amas?» Le dice él: «Sí, Señor, tú sabes que te
quiero.» Le dice Jesús: «Apacienta mis ovejas.»17Le dice por tercera vez:
«Simón de Juan, ¿me quieres?» Se entristeció Pedro de que le preguntase por
tercera vez: «¿Me quieres?» y le dijo: «Señor, tú lo sabes todo; tú sabes que
te quiero.» Le dice Jesús: «Apacienta mis ovejas.18«En verdad, en verdad te
digo: cuando eras joven, tú mismo te ceñías, e ibas adonde querías; pero cuando
llegues a viejo, extenderás tus manos y otro te ceñirá y te llevará adonde tú
no quieras.»19Con esto indicaba la clase de muerte con que iba a glorificar a
Dios. Dicho esto, añadió: «Sígueme.»
EL EVANGELIO NO ES UN SOMNIFERO, ES PURA DINAMITA:
El seguimiento de Jesús implica riesgo y cercanía con Dios.
Sin Dios todos nuestros atrevimientos serían reformas que blanquean sólo la
pared, pero nada más. Si no contamos con Dios antes o después tampoco contaremos
con el hombre.
Pasamos la vida añorando: resulta que no sabemos ver el
amor. AMOR, con mayúsculas, el más grande y maravilloso. Hay que arriesgarse.
No somos imitadores de Jesús, tampoco somos admiradores:
somos seguidores de Jesús, eso implica toda nuestra vida y todo nuestro
ser. P´alante
http://blogs.elpais.com/cuestion-de-fe/2013/05/el-desproposito-de-las-primeras-comuniones.html
ResponderEliminarLos únicos interesados en cambiar el mundo son los pesimistas, porque los optimistas están encantados con lo que hay.
ResponderEliminarJosé Saramago