EVANGELIO. |
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1
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«Cuidad de no practicar vuestra justicia delante de los
hombres para ser vistos por ellos; de lo contrario no tendréis recompensa de
vuestro Padre celestial.
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2
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Por tanto, cuando hagas limosna, no lo vayas trompeteando
por delante como hacen los hipócritas en las sinagogas y por las calles, con
el fin de ser honrados por los hombres; en verdad os digo que ya reciben su
paga.
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3
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Tú, en cambio, cuando hagas limosna, que no sepa tu mano
izquierda lo que hace tu derecha;
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4
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así tu limosna quedará en secreto; y tu Padre, que ve en
lo secreto, te recompensará.
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5
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«Y cuando oréis, no seáis como los hipócritas, que gustan
de orar en las sinagogas y en las esquinas de las plazas bien plantados para
ser vistos de los hombres; en verdad os digo que ya reciben su paga.
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6
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Tú, en cambio, cuando vayas a orar, entra en tu aposento
y, después de cerrar la puerta, ora a tu Padre, que está allí, en lo secreto;
y tu Padre, que ve en lo secreto, te recompensará.
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16
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«Cuando ayunéis, no pongáis cara triste, como los
hipócritas, que desfiguran su rostro para que los hombres vean que ayunan; en
verdad os digo que ya reciben su paga.
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17
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Tú, en cambio, cuando ayunes, perfuma tu cabeza y lava tu
rostro,
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18
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para que tu ayuno sea visto, no por los hombres, sino por
tu Padre que está allí, en lo secreto; y tu Padre, que ve en lo secreto, te
recompensará.
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EL EVANGELIO NO ES UN SOMNIFERO, ES PURA DINAMITA.
En los
siglos VIII y IX la imposición de la ceniza se unía, en el contexto litúrgico,
a la penitencia pública. Aquel día se expulsaba a los "penitentes" de
la iglesia. Y este gesto repetía, de alguna manera, aquél otro de Dios
arrojando a Adán y Eva, pecadores, del paraíso. Sólo más tarde la imposición de
la ceniza tomó un simbolismo distinto: el de la fragilidad y brevedad de la
vida. El recuerdo de la muerte. La referencia a la tumba.
Es un tiempo
propicio para que actuemos y nos
comprometamos a
barrer la tibieza-tristeza en mi vida y hacerme activo en el servicio a los
demás, a vivir con
equilibrio interior-exterior, de conciencia responsable, acercándome con buena
voluntad a mis hermanos, a
tratar a propios y extraños con delicadeza, respeto, benevolencia, amor y
perdón,
a conocer y valorar
la cruda realidad de muchas personas, y de la sociedad, y no aislarme en mi
castillo interior colmado de ambiciones egoístas..,
a profundizar en el
conocimiento de Cristo, de su mensaje, de su cruz, de su salvación, y a no
perder el tiempo en bagatelas, superficialidades,
a fusionar religión
y vida, saber y creer, celebrar la fe y comprometerme con los demás, como única
realidad integral que oriente mi existencia.
Estoy persuadido de que, si lo cumplo, seré feliz;
si no lo hago, continuaré inmerso en la mediocridad que nada redime, nada
salva, nada engrandece, todo lo entristece. P´ALANTE
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