Miércoles 12 de marzo. Lc 11,29-32

EVANGELIO:

Habiéndose reunido la gente, comenzó a decir: «Esta generación es una generación malvada; pide una señal, y no se le dará otra señal que la señal de Jonás.

Porque, así como Jonás fue señal para los ninivitas, así lo será el Hijo del hombre para esta generación.

La reina del Mediodía se levantará en el Juicio con los hombres de esta generación y los condenará: porque ella vino de los confines de la tierra a oír la sabiduría de Salomón, y aquí hay algo más que Salomón.

Los ninivitas se levantarán en el Juicio con esta generación y la condenarán; porque ellos se convirtieron por la predicación de Jonás, y aquí hay algo más que Jonás.

EL EVANGELIO NO ES UN SOMNÍFERO, ES PURA DINAMITA:

¿ Qué? Que realice un signo claro y definitivo… ¿ Para qué? Para demostrar quién es. La señal es la misma que jonás, predicó durante días por las calles y caminos de su tierra. La palabra es signo, de vida, de amor y libertad, quien quiera signos que vaya a buscarlos, aquí tenemos la palabra para ofrecer la grandeza de nuestra entrega y nuestra vida.

Milagrería para quien no sabe vivir sino sobrevivir, aquí tenemos la palabra que entrega la libertad para siempre. No necesitamos más signos, es el amor el signo verdadero. La milagrería ha dominado y domado durante siglos las conciencias y a los pueblos, pero la fusca de la vida no pone en venta la conciencia, la necesita para caminar con la cabeza erguida, el paso firme y el corazón generoso.

Conozco devotos y piadosos que van a peregrinar a Roma, Santiago, Lourdes, Fátima, y a casi todos los sitios donde ocurren milagros o se dan visiones, pero es muy poca la gente que se dedica a peregrinar al Evangelio, a leerlo y releerlo y a hacer presente la memoria subversiva de Jesús de Nazareth.