miércoles, 29 de junio de 2011

JUEVES, 30 DE JUNIO DE 2011. Mateo 9, 1-8

EVANGELIO

En aquel tiempo, subió Jesús a una barca, cruzó a la otra orilla y fue a su ciudad. Le presentaron un paralítico, acostado en una camilla. Viendo la fe que tenían, dijo al paralítico: -«¡Animo, hijo!, tus pecados están perdonados.» Algunos de los escribas se dijeron: -«Éste blasfema.»
Jesús, sabiendo lo que pensaban, les dijo:
-«¿Por qué pensáis mal? ¿Qué es más fácil decir: "Tus pecados están perdonados", o decir: "Levántate- y anda"? Pues, para que veáis que el Hijo del hombre tiene potestad en la tierra para perdonar pecados -dijo dirigiéndose al paralítico-: "Ponte en pie, coge tu camilla y vete a tu casa."
Se puso en pie, y se fue a su casa.
Al ver esto, la gente quedó sobrecogida y alababa a Dios, que da a los hombres tal potestad.

EL EVANGELIO NO ES UN SOMNÍFERO, ES PURA DINAMITA:

En un mundo tan convulsionado por tanta información, con tanta crítica y tantos caminos opuestos, incluso y a veces, sobre todo, en el ámbito eclesial, parece que al meditar este evangelio lo primero que se nos viene a la mente y al corazón es la frase con la que acaba hoy: “ Por esto los judíos acosaban a Jesús, porque hacía tales cosas en sábado” y sentimos casi la necesidad de lanzar a los cuatro vientos, que sí, que es verdad que los poderosos de hoy, los que se creen con el monopolio de la verdad absoluta, los que se han sentado “en la cátedra de…” también acosan a Jesús quedándose en el mismo discurso de siempre: en una moral sexual ya caduca, en el olvido de las grandes injusticias que se cometen en los países más pobres, en…y acosan a Jesús porque han adulterado su mensaje de comprensión y total cercanía a los débiles, a los pecadores, a los enfermos… sin embargo, me niego a caer en la denuncia o la crítica sin más. No sé si para algunos será creer en un Jesús ¿milagrero? o providencialista, lo cierto es que después de la lectura de este evangelio sólo me queda dar gracias porque como dice san Juan: “Nosotros hemos conocido el Amor y hemos creído en él”, es decir, por haberme, habernos encontrado con este Jesús que es capaz de “remangarse” y empujar nuestra camilla hasta el agua de la vida y de la salvación para que vivamos y seamos salvos. En este Jesús que sana, sigue sanando hoy nuestras cegueras y nos hace descubrir que sólo seremos sus discípulos si le sabemos reconocer en tantos que nos necesitan. En este Jesús que hoy nos vuelve a decir: «Levántate, toma tu camilla y echa a andar.» Entonces, ¡Adelante!, con un compañero y Maestro tan excepcional, ¿quién puede negarse a mojarse y a echar a andar por el camino de la vida?

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