domingo, 5 de junio de 2011

LUNES, 6 DE JUNIO DE 2011. Juan 16,29-33.

Evangelio

Sus discípulos le dijeron: "Por fin hablas claro y sin parábolas.
Ahora conocemos que tú lo sabes todo y no hace falta hacerte preguntas. Por eso creemos que tú has salido de Dios".
Jesús les respondió: "¿Ahora creen?
Se acerca la hora, y ya ha llegado, en que ustedes se dispersarán cada uno por su lado, y me dejarán solo. Pero no, no estoy solo, porque el Padre está conmigo.
Les digo esto para que encuentren la paz en mí. En el mundo tendrán que sufrir; pero tengan valor: yo he vencido al mundo".

EL EVANGELIO NO ES UN SOMNÍFERO, ES PURA DINAMITA:

¡Cómo nos parecemos a los discípulos de Jesús! ¡Cuántas veces le decimos también nosotros: “Por fin hablas claro”! ¡Como si Él no lo hiciera suficientemente! Nos ha dejado su evangelio y su propia vida. Por eso, nos podemos llenar de razonamientos y criticar a los que creemos lejos de estas palabras que son vida, pero, en el fondo, caemos en las mismas incoherencias que criticamos. Jesús ha hablado claro siempre: habla de amor concreto, de amor a los amigos y a los enemigos, habla de misericordia y compasión. Habla de servir y de ponernos en el último lugar. Entonces, la verdad es que me cuesta entender cómo en su nombre y llamándonos de los suyos nos atrevemos a denostar y criticar a los que la única culpa que tienen es pensar de forma diferente a la nuestra. ¡Ay, Jesús, que poco claro hablas o qué poco te queremos entender!

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