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Entró de nuevo en la sinagoga, y había allí un hombre que
tenía la mano paralizada.
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Estaban al acecho a ver si le curaba en sábado para poder
acusarle.
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Dice al hombre que tenía la mano seca: «Levántate ahí en
medio.»
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Y les dice: «¿Es lícito en sábado hacer el bien en vez del
mal, salvar una vida en vez de destruirla?» Pero ellos callaban.
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Entonces, mirándoles con ira, apenado por la dureza de su
corazón, dice al hombre: «Extiende la mano.» El la extendió y quedó
restablecida su mano.
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En cuanto salieron los fariseos, se confabularon con los
herodianos contra él para ver cómo eliminarle.
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El EVANGELIO NO ES UN SOMNIFERO, ES PURA DINAMITA:
Curar enfermos: libera a las personas de todo lo
que les paraliza, les roba la vida y hace sufrir. Acompaña al que le duele la
vida. Especialmente aquellos que no tengan tarjeta sanitaria.
La esperanza es humilde y delicada, es
solidaria y compasiva. Es generosa, no pasa factura, el amor y la esperanza son
amigos de los pequeños, sencillos, aliados de los pobres y de los que sufren.
La esperanza y el amor colorean la vida. Así se conoció en su día a Jesús de
Nazareth, y así se conoce a sus amigos, a sus discípulos; se les reconoce por
una gracia especial que les acompaña: no es su capacidad para el culto, tampoco
para obedecer normas, ni mucho menos para cumplir rituales vacíos, se les
conoce porque lo recibieron gratis y lo viven gratis…ofrecen lo que tienen como
don. La entrega gratuita se conoce cuando el que se beneficia es el hermano.
p´alante
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