martes, 22 de enero de 2013

Marcos 3: 1 - 6. Miércoles 23 enero

EVANGELIO:

Entró de nuevo en la sinagoga, y había allí un hombre que tenía la mano paralizada.

Estaban al acecho a ver si le curaba en sábado para poder acusarle.

Dice al hombre que tenía la mano seca: «Levántate ahí en medio.»

Y les dice: «¿Es lícito en sábado hacer el bien en vez del mal, salvar una vida en vez de destruirla?» Pero ellos callaban.

Entonces, mirándoles con ira, apenado por la dureza de su corazón, dice al hombre: «Extiende la mano.» El la extendió y quedó restablecida su mano.

En cuanto salieron los fariseos, se confabularon con los herodianos contra él para ver cómo eliminarle.


El EVANGELIO NO ES UN SOMNIFERO, ES PURA DINAMITA:
Curar enfermos: libera a las personas de todo lo que les paraliza, les roba la vida y hace sufrir. Acompaña al que le duele la vida. Especialmente aquellos que no tengan tarjeta sanitaria.
        La esperanza es humilde y delicada, es solidaria y compasiva. Es generosa, no pasa factura, el amor y la esperanza son amigos de los pequeños, sencillos, aliados de los pobres y de los que sufren. La esperanza y el amor colorean la vida. Así se conoció en su día a Jesús de Nazareth, y así se conoce a sus amigos, a sus discípulos; se les reconoce por una gracia especial que les acompaña: no es su capacidad para el culto, tampoco para obedecer normas, ni mucho menos para cumplir rituales vacíos, se les conoce porque lo recibieron gratis y lo viven gratis…ofrecen lo que tienen como don. La entrega gratuita se conoce cuando el que se beneficia es el hermano.
p´alante

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