lunes, 24 de febrero de 2014

Marcos 9: 30 - 37. MARTES 25 DE FEBRERO

EVANGELIO

Y saliendo de allí, iban caminando por Galilea; él no quería que se supiera,

porque iba enseñando a sus discípulos. Les decía: «El Hijo del hombre será entregado en manos de los hombres; le matarán y a los tres días de haber muerto resucitará.»

Pero ellos no entendían lo que les decía y temían preguntarle.

Llegaron a Cafarnaúm, y una vez en casa, les preguntaba: «¿De qué discutíais por el camino?»

Ellos callaron, pues por el camino habían discutido entre sí quién era el mayor.

Entonces se sentó, llamó a los Doce, y les dijo: «Si uno quiere ser el primero, sea el último de todos y el servidor de todos.»

Y tomando un niño, le puso en medio de ellos, le estrechó entre sus brazos y les dijo:

«El que reciba a un niño como éste en mi nombre, a mí me recibe; y el que me reciba a mí, no me recibe a mí sino a Aquel que me ha enviado.»

EL EVANGELIO NO ES UN SOMNIFERO, ES PURA DINAMITA.
La soberbia no es grandeza sino hinchazón; y lo que está hinchado parece grande pero no está sano. 
San Agustín

Nos pasamos la vida añorando los primeros puestos; sin embargo la respuesta siempre es radical: el que quiera ser el primero que sea el servidor de todos.
Hay que mirar los últimos puestos.... ( es propio del cristiano)

En los colegios nos enseñan a conseguir las mejores notas, en la universidad o el trabajo; queremos ascender, a tener mejor casa que el vecino... olvidando que cuando alguien es primero; otros son segundos y últimos. Nos enseñan a luchar contra otros, a competir, a ver contrincantes en lugar de amigos.... olvidando  que lo importante es amar a los otros. Buscamos el mejor puesto en la mesa, olvidando que la mesa del cristiano siempre es redonda, nadie tiene más valor: es comunidad. Aprendimos el camino de la tiranía y olvidamos el camino de la caridad y la amistad. El grito de lo sin voz es la esperanza de la fusca de la vida, p´alante

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