EVANGELIO
Llegan a Betsaida. Le presentan
un ciego y le suplican que le toque.
Tomando al ciego de la mano, le
sacó fuera del pueblo, y habiéndole puesto saliva en los ojos, le impuso las
manos y le preguntaba: «¿Ves algo?»
El, alzando la vista, dijo: «Veo
a los hombres, pues los veo como árboles, pero que andan.»
Después, le volvió a poner las
manos en los ojos y comenzó a ver perfectamente y quedó curado, de suerte que
veía de lejos claramente todas las cosas.
Y le envió a su casa, diciéndole:
«Ni siquiera entres en el pueblo.»
EL EVANGELIO NO ES UN SOMNÍFERO,
ES PURA DINAMITA
Desde la humildad y reconociendo
nuestros errores, podemos volver a ver, como el ciego del evangelio….son muchas
nuestras cegueras…la primera y más importante no ser humildes y reconocernos
ciegos, equivocados, errados….
En los últimas días tengo muy
cerca de mí, demasiado, personas que nos dan su brazo a torcer, que siguen
pensando y actuando sin humildad, ni criterio, ni vergüenza…
Caminamos entre la sorpresa y la
indignación de observar como no son capaces de aceptar su ceguera….crónica e
incurable en este caso….
Menos mal que he compartido
charla de Jon Sobrino con dos grandes y buenos toreros, y nos ha servido para
recordarnos y refrescarnos que la conciencia no se vende, que la autenticidad
se demuestra y que la muerte nos espera, como a San Romero de Ámerica…
Días de dificultades pero noches
de esperanza….mejor morir de pie que vivir de rodillas…quien tenga la llave
maestra que cierre la puerta de tantas decepciones…..
Amigos. Nadie más. El resto es selva.
ResponderEliminarJorge Guillén