Jueves 7 de mayo. Jn 15,9-11

EVANGELIO

Jesús dijo a sus discípulos: 

«Como el Padre me amó, también yo los he amado a ustedes. Permanezcan en mi amor. 

Si cumplen mis mandamientos, permanecerán en mi amor, como yo cumplí los mandamientos de mi Padre y permanezco en su amor. 

Les he dicho esto para que mi gozo sea el de ustedes, y ese gozo sea perfecto.»

EL EVANGELIO NO ES UN SOMNÍFERO, ES PURA DINAMITA

No es que a Jesús le guste firmar contratos, o generar nuevas alianzas que superen las que ya marcó con su vida…no es que el hecho de cumplir una cosa nos traiga otra inmediatamente. La clave de este relato está en que, en la medida que somos capaces de ponernos en la piel del otro, de salir de nuestras seguridades para entrar en sus incertidumbres, de llegar a entender que la vida tiene sentido de cara a los demás…estaremos sintiendo y viviendo el verdadero mensaje de Jesús y por tanto cumpliendo sus mandamientos. El hecho de cumplir sus mandamientos no es algo obligado ni impuesto, sino que viene después…no cumplimos los mandamientos para lograr algo bueno…si no que logramos algo bueno y resulta que cumplimos los mandamientos. Ahora bien, no nos equivoquemos, que no estamos hablando de los mandamientos entendidos como las tablas de la ley, el famoso decálogo del antiguo testamento, y que hoy en día ( ¡Qué barbaridad y atropello! ), se sigue enseñando en las catequesis a los niños. Los mandamientos de los que habla Jesús tienen que ver con una sola cosa y apuesta: AMAR…y a partir de aquí lo demás….Ama y haz lo que quieras, decía san Agustín…pues eso…¿algo más?...Sí, que es mucho más difícil, complicado y entregado cumplir este mandato, que los diez, o veinte o treinta que a veces intoxican y agobian a la gente por una concepto erróneo del pecado y de la vida cristiana. Ánimo entonces y mucho amor.