miércoles, 19 de enero de 2011

Jueves 20 de enero. Mc 3,7-12

EVANGELIO
Jesús se retiró con sus discípulos a la orilla del mar, y lo siguió mucha gente de Galilea. Al enterarse de lo que hacía, también fue a su encuentro una gran multitud de Judea, de Jerusalén, de Idumea, de la Transjordania y de la región de Tiro y Sidón. Entonces mandó a sus discípulos que le prepararan una barca, para que la muchedumbre no lo apretujara. Porque, como curaba a muchos, todos los que padecían algún mal se arrojaban sobre él para tocarlo. Y los espíritus impuros, apenas lo veían, se tiraban a sus pies, gritando: "¡Tú eres el Hijo de Dios!". Pero Jesús les ordenaba terminantemente que no lo pusieran de manifiesto.
EL EVANGELIO NO ES UN SOMNIFERO, ES PURA DINAMITA:
Me parece que podemos sacar bastantes claves y detalles de este Evangelio que nos harán caer en la cuenta de algunos valores que debemos intentar poner en práctica en nuestras vidas. Jesús se retira…actitud del que se sabe necesitado de tranquilidad, sosiego, soledad buscada y apetecida…no podemos olvidar nuestras raciones de soledad y respiro, de reflexión que sirve para ordenar y amueblar nuestra cabeza y nuestro corazón. Y junto con esta enseñanza me quedo también y ligada a la anterior, con la humildad y sencillez que denotan las obras del profeta de Nazaret, no quiere protagonismos, ni pedestales, ni primeras portadas…los aplausos y parabienes no son su estilo, él habla con sus hechos y no le gusta que los “pongan de manifiesto”, que se hablen de ellos, solo quiere vivir en armonía coherente entre lo que dice y hace. Gran tarea para nosotros, a veces instalados en la palabrería y en el discurso teórico, pero que no aterriza en la realidad concreta que a cada uno nos toca vivir, se resume fácil: menos hablar y más actuar, menos mirar y más abrazar, menos parafernalia y más autenticidad.
No quiero terminar sin mi confesión particular del relato en el ámbito eclesial: Que poco tienen que ver la humildad y sencillez del Jesús evangélico con el espectáculo de espírituficción, de calidad casi circense y focos multicolor que se están preparando para recibir a Su Antigüedad Benedicto 16 en la Jornada Mundial de la Juventud, aquí si que se vive de los aplausos orquestados, de los gritos ensayados, de los altares a gran altura y de la hipocresía hecha carne. Solo un dato: dependiendo de la calidad del alojamiento, de la comida, y del grupo al que pertenezca el país de donde vengan los distintos participantes así se paga una cantidad u otra de dinero, no es eso lo escandaloso del todo, sino que a mayor dinero ingresado mejor se te trata y más privilegios tendrás en forma de estar en las primeras filas para ver más de cerca al vicario de la “humildad y la sencillez” en la tierra, ver para creer…y antes que este acontecimiento nos espera el monumental teatro vergonzoso que se va a escenificar para la beatificación, en tiempo record, de Juan Pablo II te quiere todo el mundo…yo sé de alguna que ya está preparando el viaje…valor y coraje…Ánimo, suerte y al turrón!!!!

2 comentarios:

  1. Canonizaciones y beatificaciones
    José Luis Servera, 15-Enero-2011
    Cada vez que oigo de una nueva posible canonización de un nuevo aspirante no puedo menos de pensar ¿todavía estamos en estas?. Quizás en la larga historia de la Iglesia ha habido épocas en las cuales estas cosas tenían un sentido y eran respetadas. Sin embargo, después de la ilustración, después de haberse impuesto la razón, el análisis de las cosas, de haber sido animados por Kant con su “sapere aude”, nos sentimos no sólo con derecho a pensar por nosotros mismos, sino también en la obligación de hacerlo.

    Se acabaron los tiempos de “doctores tiene la Iglesia”, prohibición de traducir la Biblia a la lengua vernácula y todos a escuchar y obedecer a la Jerarquía Eclesiástica. En el Concilio Vaticano II quedó claro que la Iglesia no es principalmente la Jerarquía sino el Pueblo de Dios ante el cual la Jerarquía Eclesiástica sólo queda justificada si está a su servicio. No en vano Jesús de Nazaret dijo que venía “a servir y no a ser servido”.
    Pienso que en la Iglesia como Pueblo de Dios, que no abarca sólo a los cristianos sino que el Pueblo de Dios está formado por todos los hombres, existen y han existido personas venerables e imitables por su profundo estilo de vida humana, al servicio de los demás, pudiendo encontrar detrás de ellas al Dios que Jesús nos predicó en el Evangelio.

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  2. Pienso que las comunidades cristianas pueden declarar a algunas personas venerables y dignas de imitación, después de haber comprobado su serio y evangélico estilo de vida, viniendo a ser como mojones que nos indican el camino enseñado por Jesús en el Evangelio. Para ser declaradas así, lo único que haría falta, es un buen número de testimonios de personas cercanas, que las conocían bien y que respaldan absolutamente su estilo de vida como algo venerable e imitable y que sean tenidas en cuenta después de las comprobaciones oportunas.
    Sin embargo, esta praxis no se da, aunque existió, en la Iglesia oficial. Se sigue hablando de santos/as y beatos/as y para declararlos así, los únicos que tienen el poder de hacerlo son los escogidos por la Jerarquía Eclesiástica y cumpliendo toso los requisitos por ella mandados. Por supuesto, la piedra fundamental sigue siendo los milagros. ¿Se puede seguir pensando así y obrando así, en un mundo actual en el que domina el pensamiento científico y no diciendo el cientifismo?. ¿No admitimos desde la teología actual la autonomía de la ciencia y que Dios respeta las leyes naturales y que por lo tanto urge una recomprensión de lo que entendemos por milagro?. ¿No resulta por lo menos curioso que las personas propuestas, si están apoyadas por gente de dinero, sus causas vayan más rápidas y con muchas más probabilidades de llegar a buen puerto?. Sino, cómo se explica la canonización de Monseñor Escrivá de Balaguer y la rapidez en que llegó a los altares?.
    Ahora se habla de la beatificación del Papa Juan Pablo II y de su posible próxima canonización. Juan Pablo II hizo muchas cosas buenas y admirables pero ¿cómo se explica su comportamiento ante la muerte del Arzobispo Oscar Romero que murió mártir, víctima de su opción por los pobres. Le tuvieron que pedir al Papa que fuera a visitar su tumba y fue de noche, para que nadie le viese. ¿De qué se escondía?¿Es que no estaba de acuerdo con un apóstol de la teología de la liberación cuya opción por los pobres le llevó a la muerte? La Iglesia oficial no quiere hablar en este caso de subirlo al altar, sin embargo en su país, los pobres le llaman San Romero. Recordemos también la amonestación que hizo en público al venerable sacerdote, poeta y comprometido con los más pobres Ernesto Cardenal arrodillado a sus pies. Y qué podemos decir de cómo se comportó Juan Pablo II con Pedro Arrupe, general de los jesuitas porque se atrevió a abrir la Orden a las exigencias del VaticanoII. Para mí, como cristiano, sin querer juzgar a la persona, estas cosas me indican una falta de sensibilidad ante cosas importantes que por muchos milagros que se encuentren, a una persona así no la elevaría entre los venerables e imitables.
    Sin quererme alargar más, sólo quiero subrayar que cada vez que se habla de un posible nuevo santo, sus milagritos correspondientes y todo lo que hay detrás, pienso una vez más en la urgente necesidad que tiene la Iglesia de ponerse al día en estas cuestiones y que descubra la importancia que podrían tener estos hechos yendo por otros caminos. Dejándose de santos y beatos y buscando personas dignas de admiración y veneración, no a través de los milagros sino de testimonios cercanos, unánimes y verificables.

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