miércoles, 26 de enero de 2011

Jueves, 27 de enero de 2011. Mc 4,21-25

Evangelio

En aquel tiempo, Jesús decía a la gente: «¿Acaso se trae la lámpara para ponerla debajo del celemín o debajo del lecho? ¿No es para ponerla sobre el candelero? Pues nada hay oculto si no es para que sea manifestado; nada ha sucedido en secreto, sino para que venga a ser descubierto. Quien tenga oídos para oír, que oiga». Les decía también: «Atended a lo que escucháis. Con la medida con que midáis, se os medirá y aun con creces. Porque al que tiene se le dará, y al que no tiene, aun lo que tiene se le quitará».

EL EVANGELIO NO ES UN SOMNÍFERO, ES PURA DINAMITA:

Nuestra vida tiene que estar siempre en la luz. Es lo que hemos bebido del mensaje de Jesús. Él es luz en nuestro camino y hace que aún en la oscuridad más absoluta, vislumbremos la certeza de su presencia. Por eso, no podemos permitirnos el lujo de guardar para nosotros lo que hemos recibido gratis. De ocultar y de no transparentar en nuestra vida cotidiana la alegría sencilla y contagiosa que nace de sabernos amados, de darnos con sencillez a nuestros hermanos y de sentirnos inmensamente afortunados por gozar de la luz de su presencia entre nosotros, amigos, que nos hace caminar más deprisa en el día a día de nuestra existencia.

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