viernes, 26 de junio de 2009

Mateo 8, 5 - 17 .27 de junio

EVANGELIO:
Al entrar en Cafarnaúm, se le acercó un centurión y le rogó
diciendo: «Señor, mi criado yace en casa paralítico con terribles sufrimientos.»
Dícele Jesús: «Yo iré a curarle.»
Replicó el centurión: «Señor, no soy digno de que entres bajo mi techo; basta que lo digas de palabra y mi criado quedará sano.
Porque también yo, que soy un subalterno, tengo soldados a mis órdenes, y digo a éste: "Vete", y va; y a otro: "Ven", y viene; y a mi siervo: "Haz esto", y lo hace.»
Al oír esto Jesús quedó admirado y dijo a los que le seguían: «Os aseguro que en Israel no he encontrado en nadie una fe tan grande.
Y os digo que vendrán muchos de oriente y occidente y se pondrán a la mesa con Abraham, Isaac y Jacob en el reino de los Cielos,
mientras que los hijos del Reino serán echados a las tinieblas de fuera; allí será el llanto y el rechinar de dientes.»
Y dijo Jesús al centurión: «Anda; que te suceda como has creído.» Y en aquella hora sanó el criado.
Al llegar Jesús a casa de Pedro, vio a la suegra de éste en cama, con fiebre.
Le tocó la mano y la fiebre la dejó; y se levantó y se puso a servirle.
Al atardecer, le trajeron muchos endemoniados; él expulsó a los espíritus con una palabra, y curó a todos los enfermos,
para que se cumpliera el oráculo del profeta Isaías: El tomó nuestras flaquezas y cargó con nuestras enfermedades.
EL EVANGELIO NO ES UN SOMNIFERO, ES PURA DINAMITA:
El sello de Jesús: humildad. Un gesto de humildad es lo único que hace admirar a una persona por parte de Jesús. En el Evangelio varias veces Jesús pone como ejemplo a personas pero siempre por su humildad. Para ser humilde hay que confiar, para ser humilde tienes que dejar de apoyarte en tus fuerzas y confiar en las fuerzas de otro. Para ser humilde primero hay que tener bondad. Aquí no se trata de creer en un Jesús milagrero, eso no sirve de nada... sino de tratar de descubir la catquesis que el evangelista da con el relato. Para mí, una de esas catequesis es: HUMILDAD.
No tener donde reclinar la cabeza indica el carácter de pergrino que tenía Jesús de Nazareth. Y, si nosotros como discípulos queremos seguirle será en las mismas condiciones.

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