lunes, 22 de febrero de 2010

Mateo 6: 7 - 15 .Martes 23 de febrero

EVANGELIO:

Y al orar, no charléis mucho, como los gentiles, que se figuran que por su palabrería van a ser escuchados.
No seáis como ellos, porque vuestro Padre sabe lo que necesitáis antes de pedírselo.
«Vosotros, pues, orad así: Padre nuestro que estás en los cielos, santificado sea tu Nombre;
venga tu Reino; hágase tu Voluntad así en la tierra como en el cielo.
Nuestro pan cotidiano dánosle hoy;
y perdónanos nuestras deudas, así como nosotros hemos perdonado a nuestros deudores;
y no nos dejes caer en tentación, mas líbranos del mal.
«Que si vosotros perdonáis a los hombres sus ofensas, os perdonará también a vosotros vuestro Padre celestial;
pero si no perdonáis a los hombres, tampoco vuestro Padre perdonará vuestras ofensas.
EL EVANGELIO NO ES UN SOMNIFERO, ES PURA DINAMITA:

Padre Nuestro

No digas “Padre”,
si cada día no te portas como un hijo.
No digas “nuestro”,
si vives encerrado en tu egoísmo.
No digas “santificado sea tu nombre”,
si no le honras y respetas.
No digas “venga a nosotros tu Reino”,
si lo confundes con el éxito material.
No digas “hágase tu voluntad”,
si no la aceptas cuando te contraría o te produce sufrimiento.
No digas “danos hoy nuestro pan”,
si no te preocupas de la gente que pasa hambre.
No digas “perdona nuestras ofensas”,
si no quieres perdonar o si guardas rencor a alguna persona.
No digas “no nos dejes caer en la tentación”,
si no obras según tu conciencia y descuidas el Evangelio de Jesús.
No digas “líbranos del mal”,
si no luchas contra la maldad y la injusticia.
No digas “Amén”,
Si no eres capaz de vivir lo que dices en esta oración.
P´alante y al turrón

1 comentario:

  1. Padre Nuestro que estás en el cielo y también con nosotros, comenzamos en tu presencia nuestro trabajo, con espíritu fraternal porque Tú eres nuestro Padre.


    Santificado sea tu nombre: que te alaben nuestros alumnos y te bendigan al ver nuestras obras. Que tu nombre de Padre se haga visible en la convivencia familiar de nuestra Comunidad Educativa.

    Venga tu Reino, el que Jesús anunció y comenzó, el Reino cuya maduración nos confiaste a cada uno de nosotros. Que nuestras aulas sean la antesala de una sociedad renovada.

    Hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo. Que nosotros llenemos sus exigencias: conviviendo y colaborando fraternalmente en nuestra Comunidad Educativa, y caminando como pedagogos con tus hijos por los caminos de la libertad.

    Danos hoy nuestro pan de cada día, el pan de la mesa familiar, el pan de la verdad y la amistad, el pan de la justicia y la libertad, el pan de los ideales y los valores para que lo compartamos cada día con los alumnos que nos confiaste,

    Perdona nuestras ofensas, como nosotros perdonamos, y nuestras limitaciones culpables porque en ellas empobrecemos a nuestros alumnos. Perdónanos nuestros desalientos y nuestras impaciencias. Y que nosotros comprendamos y perdonemos a nuestros alumnos.

    No nos dejes caer en la tentación de hacer de nuestra vocación una mercancía que se vende y que se compra; de olvidar a los marginados de la cultura y de nuestras estructuras educacionales, de reducirnos a ser funcionarios al servicio de una enseñanza no comprometida con la vida

    y líbranos del mal del paternalismo que aliena y no deja crecer. Líbranos del autoritarismo que domestica, borrando la originalidad de cada alumno. Y líbranos del mal terrible de no amar a nuestros alumnos.

    AMÉN

    ResponderEliminar