domingo, 21 de febrero de 2010

Primer domingo de Cuaresma
21 de febrero de 2010, Lucas 4, 1-13

EVANGELIO

En aquel tiempo, Jesús, lleno del Espíritu Santo, volvió del Jordán y, durante cuarenta días, el Espíritu lo fue llevando por el desierto, mientras era tentado por el diablo. Todo aquel tiempo estuvo sin comer, y al final sintió hambre. Entonces el diablo le dijo: - «Si eres Hijo de Dios, dile a esta piedra que se convierta en pan.» Jesús le contestó: - «Está escrito: "No sólo de pan vive el hombre".» Después, llevándole a lo alto, el diablo le mostró en un instante todos los reinos del mundo y le dijo: - «Te daré el poder y la gloria de todo eso, porque a mi me lo han dado, y yo lo doy a quien quiero. Si tú te arrodillas delante de mi, todo será tuyo. » Jesús le contestó: - «Está escrito: "Al Señor, tu Dios, adorarás y a él solo darás culto".» Entonces lo llevó a Jerusalén y lo puso en el alero del templo y le dijo: - «Si eres Hijo de Dios, tírate de aquí abajo, porque está escrito: "Encargará a los ángeles que cuiden de ti", y también: "Te sostendrán en sus manos, para que tu pie no tropiece con las piedras".» Jesús le contestó: - «Está mandado: "No tentarás al Señor, tu Dios".» Completadas las tentaciones, el demonio se marchó hasta otra ocasión.

EL EVANGELIO NO ES UN SOMNÍFERO, ES PURA DINAMITA:

Ya desde la más antigua tradición de la Iglesia se nos ha hablado de las tentaciones de Jesús como ejemplos o símbolos de nuestras propias debilidades. Jesús es capaz de decir: "NO" al poder desmesurado, a una visión materialista de la vida en la que sólo cuenta lo que se ve, el tener, y a la tentación de exigir o pedir pruebas a Dios, actuando por encima de las propias posibilidades.
¿Y en nuestra vida? ¿Tiene vigencia hoy esta enseñanza evangélica escrita en un contexto social el histórico muy concreto y alejado del nuestro?
Sería bueno que fuéramos sinceros con nosotros mismos y nos preguntáramos si ponemos nuestra confianza en Dios o, por el contrario, confiamos en nuestras solas fuerzas, capacidades, talentos.
¿Vivimos una existencia sencilla sabiendo que somos los brazos y las manos que Jesús necesita para consolar, mitigar sufrimientos, en definitiva, estar cerca de cada uno de nuestros hermanos?
¿Nos ponemos siempre de parte del más débil y desfavorecido o, por el contrario, buscamos ser considerados, que nos tengan en cuentan, etc?
La verdad es que, el que quiere ser seguidor fiel de Jesús, aún en medio de sus debilidades, "tentaciones" e incoherencias, camina por el camino de la vida, con la certeza clara de que "Si Dios está con nosotros, quién estará contra nosotros?", y con la seguridad de que Él antes ha hollado nuestro camino y se ha manchado con el polvo y el calor de la jornada.
¡Buen domingo!

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