martes, 15 de junio de 2010

Mateo 6: 1 - 6, 16 - 18 . Miércoles, 16 de junio de 2010

EVANGELIO:

«Cuidad de no practicar vuestra justicia delante de los hombres para ser vistos por ellos; de lo contrario no tendréis recompensa de vuestro Padre celestial.
Por tanto, cuando hagas limosna, no lo vayas trompeteando por delante como hacen los hipócritas en las sinagogas y por las calles, con el fin de ser honrados por los hombres; en verdad os digo que ya reciben su paga.
Tú, en cambio, cuando hagas limosna, que no sepa tu mano izquierda lo que hace tu derecha;
así tu limosna quedará en secreto; y tu Padre, que ve en lo secreto, te recompensará.
«Y cuando oréis, no seáis como los hipócritas, que gustan de orar en las sinagogas y en las esquinas de las plazas bien plantados para ser vistos de los hombres; en verdad os digo que ya reciben su paga.
Tú, en cambio, cuando vayas a orar, entra en tu aposento y, después de cerrar la puerta, ora a tu Padre, que está allí, en lo secreto; y tu Padre, que ve en lo secreto, te recompensará.
«Cuando ayunéis, no pongáis cara triste, como los hipócritas, que desfiguran su rostro para que los hombres vean que ayunan; en verdad os digo que ya reciben su paga.
Tú, en cambio, cuando ayunes, perfuma tu cabeza y lava tu rostro,
para que tu ayuno sea visto, no por los hombres, sino por tu Padre que está allí, en lo secreto; y tu Padre, que ve en lo secreto, te recompensará.

EL EVANGELIO NO ES UN SOMNIFERO, ES PURA DINAMITA:

El hombre y la mujer de hoy –religioso-, suele ser el hombre disfrazado, esos que se revisten de buenas obras y las proclaman: limosnas, plegarias, ayunos, … cumplen la ley, y exigen que Dios esté de su lado. Sin embargo, Dios no entiende de fachadas blanqueadas, de desfiles de hipocresía bañadas en una piedad ridícula y farisaica que se alimenta del cumplimiento: cumplo y miento. El Dios de Jesús no es el de la justicia sino el del Amor.
El seguidor de Jesús vive de la sencillez, esa que reconoce que un pobre guía a otro pobre de la mano, donde hay algo de comer, algo que compartir, y algo que vivir… cuando lo encuentran, juntos viven una fiesta, de vida sin fin.
Estamos acostumbrados a ver que se juega con Dios y, con Dios no se juega, tampoco con nadie. Hay quien está pendiente de comprar a Dios, con oraciones, con echar dinero en el cestillo de la Iglesia, con proclamar lo bueno que hacemos cada día, lo que oramos, o lo que hacemos por el Evangelio, cuando el Evangelio clama silencio y humildad, trabajo y esfuerzo incondicional y gratuito, sin atarse a estructuras y sin esperar nada a cambio.
Necesitamos una muestra urgente de honradez y honestidad, sobran desfiles de piedad y falta autenticidad (canela en rama)P´alante


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