viernes, 25 de junio de 2010

Sábado, 26 de junio. Mt 8,5-17

EVANGELIO

En aquel tiempo, al entrar en Cafarnaúm, se le acercó un centurión y le rogó diciendo: «Señor, mi criado yace en casa paralítico con terribles sufrimientos». Dícele Jesús: «Yo iré a curarle». Replicó el centurión: «Señor, no soy digno de que entres bajo mi techo; basta que lo digas de palabra y mi criado quedará sano. Porque también yo, que soy un subalterno, tengo soldados a mis órdenes, y digo a éste: ‘Vete’, y va; y a otro: ‘Ven’, y viene; y a mi siervo: ‘Haz esto’, y lo hace». Al oír esto Jesús quedó admirado y dijo a los que le seguían: «Os aseguro que en Israel no he encontrado en nadie una fe tan grande. Y os digo que vendrán muchos de oriente y occidente y se pondrán a la mesa con Abraham, Isaac y Jacob en el reino de los Cielos, mientras que los hijos del Reino serán echados a las tinieblas de fuera; allí será el llanto y el rechinar de dientes». Y dijo Jesús al centurión: «Anda; que te suceda como has creído». Y en aquella hora sanó el criado. Al llegar Jesús a casa de Pedro, vio a la suegra de éste en cama, con fiebre. Le tocó la mano y la fiebre la dejó; y se levantó y se puso a servirle. Al atardecer, le trajeron muchos endemoniados; Él expulsó a los espíritus con una palabra, y curó a todos los enfermos, para que se cumpliera el oráculo del profeta Isaías: «Él tomó nuestras flaquezas y cargó con nuestras enfermedades».

EL EVANGELIO NO ES UN SOMNÍFERO, ES PURA DINAMITA:

«Él tomó nuestras flaquezas y cargó con nuestras enfermedades» ¿nos lo creemos? Realmente, es una verdad que puede cambiarnos la vida. "Sé de quién me he fiado", decía San Pablo, ¿y nosotros? ¿Nos sabemos comprendidos, sanados, escuchados como el centurión? ¿Nos fiamos de que Jesús, el Cristo, puede sanar nuestras dolencias, mitigar nuestro desconsuelo y hacernos experimentar su paz? Si es así, ¡enhorabuena!, no porque todo eso desaparezca de la vida, si no porque con Jesús a nuestro lado, es más fácil, bueno, o menos difícil, sufrir. sabemos de quien nos hemos fiado. Sabemos que con sólo una palabra suya, y con nuestra pequeña o grande aportación, el dolor de los que tenemos cerca puede mitigarse. Sí, no somos dignos de que entre en nuestra casa...pero estamos convencidos de que lo hará.
¡Buen fin de semana!

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