sábado, 26 de junio de 2010

Domingo, 27 de junio. Mt 8,18-22

EVANGELIO

En aquel tiempo, viéndose Jesús rodeado de la muchedumbre, mandó pasar a la otra orilla. Y un escriba se acercó y le dijo: «Maestro, te seguiré adondequiera que vayas». Dícele Jesús: «Las zorras tienen guaridas, y las aves del cielo nidos; pero el Hijo del hombre no tiene donde reclinar la cabeza». Otro de los discípulos le dijo: «Señor, déjame ir primero a enterrar a mi padre». Dícele Jesús: «Sígueme, y deja que los muertos entierren a sus muertos».

EL EVANGELIO NO ES UN SOMNÍFERO, ES PURA DINAMITA:

Queremos seguirte, Señor. Queremos y no podemos hacer otra cosa, los que nos hemos encontrado contigo y este encuentro ha cambiado nuestras vidas.

Queremos seguirte, Señor, porque "¿Adónde vamos a ir? Sólo Tú tienes palabras de vida eterna".

Queremos seguirte, porque hemos experiementado en nuestras vidas que, como decía santa Teresa, "todo pasa y sólo quedas Tú". Sí, el resto de las cosas se nos caen de las manos. Nos ilusionan, hasta nos creemos que ahí está nuestra felicidad y para qué seguir buscando, pero lo que no eres Tú, tarde o temprano, pasa y nos deja un vacío enorme en el corazón.

Queremos seguirte, Señor, encontrarte en cada persona que pasa a nuestro lado, encontrar tu huella en cada situación que nos toque vivir, reconocerte siempre.

Queremos seguirte, lo sabes y lo sabemos. A pesar de que busquemos seguridades y no seamos radicales y queramos tener un lugar o a otra persona en la que reclinar la cabeza...

Jesús, escucha nuestra oración y concédenos la fuerza para estar siempre a tu lado. No queremos otra cosa, porque nuestro corazón no es feliz si no contigo.
Queremos seguirte.

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