jueves, 24 de junio de 2010

Viernes, 25 de Junio, Mt 8,1-4

Evangelio

En aquel tiempo, cuando Jesús bajó del monte, fue siguiéndole una gran muchedumbre. En esto, un leproso se acercó y se postró ante Él, diciendo: «Señor, si quieres puedes limpiarme». Él extendió la mano, le tocó y dijo: «Quiero, queda limpio». Y al instante quedó limpio de su lepra. Y Jesús le dice: «Mira, no se lo digas a nadie, sino vete, muéstrate al sacerdote y presenta la ofrenda que prescribió Moisés, para que les sirva de testimonio».

EL EVANGELIO NO ES UN SOMNÍFERO, ES PURA DINAMITA:

Siempre me ha encantado este evangelio porque en él se muestra una actitud imprescindible que tendríamos que tener los seguidores de Jesús: LA CONFIANZA. Cuando el leproso le pide que le cure, lo hace sabiendo que Jesús lo puede todo y con la confianza de quien se sabe en buenas manos. ¿Y nosotros? ¿Cómo pedimos o qué pedimos? Cuando lo hacemos, ¿tenemos la seguridad de que Dios nos escucha siempre? ¿Creemos en su amor por nosotros, es decir, confiamos en que, pase lo que pase, Él es un padre bueno que no permitirá nada malo para su hijo? ¡Ánimo!pidámosle, pongamos en sus manos todo lo que nos agobia y nos hace sufrir. Nuestro buen padre Dios está de nuestra parte, y creer esto...¡consuela!
¡feliz fin de semana!

No hay comentarios:

Publicar un comentario