martes, 1 de junio de 2010

Miércoles, 2 de junio de 2010. Marcos 12, 18-27

EVANGELIO

En aquel tiempo, se acercaron a Jesús unos saduceos, de los que dicen que no hay resurrección, y le preguntaron: -«Maestro, Moisés nos dejó escrito: "Si a uno se le muere su hermano, dejando mujer, pero no hijos, cásese con la viuda y dé descendencia a su hermano." Pues bien, habla siete hermanos: el primero se casó y murió sin hijos; el segundo se casó con la viuda y murió también sin hijos; lo mismo el tercero; y ninguno de los siete dejó hijos. Por último murió la mujer. Cuando llegue la resurrección y vuelvan a la vida, ¿de cuál de ellos será mujer? Porque los siete han estado casados con ella.» Jesús les respondió: -«Estáis equivocados, porque no entendéis la Escritura ni el poder de Dios. Cuando resuciten, ni los hombres ni las mujeres se casarán; serán como ángeles del cielo. Y a propósito de que los muertos resucitan, ¿no habéis leído en el libro de Moisés, en el episodio de la zarza, lo que le dijo Dios: "Yo soy el Dios de Abrahán, el Dios de Isaac, el Dios de Jacob"? No es Dios de muertos, sino de vivos. Estáis muy equivocados.»

EL EVANGELIO NO ES UN SOMNIFERO, ES PURA DINAMITA:

Ojalá no tengamos que oír de labios de Jesús que estamos equivocados, que su vida y su mensaje poco tienen que ver con nuestras actitudes de muerte, de falta de misericordia o de poca luz. Ojalá hayamos tenido la suerte de encontrarnos con este Cristo resucitado, verdadero sentido de todo lo que hacemos, decimos, construimos. Ojalá la luz de su palabra, de su mensaje, de su persona, ilumine nuestras sombras y nos ayude a ser hijos de la luz y de la alegría, para compartirla con los que están a nuestro lado y hacer de éste, nuestro mundo, una casa habitable.

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