jueves, 14 de octubre de 2010

15 de octubre, viernes. Mateo 11, 25-30

EVANGELIO

En aquel tiempo, exclamó Jesús: -«Te doy gracias, Padre, Señor de cielo y tierra, porque has escondido estas cosas a los sabios y entendidos y se las has revelado a la gente sencilla. Sí, Padre, así te ha parecido mejor. Todo me lo ha entregado mi Padre, y nadie conoce al Hijo más que el Padre, y nadie conoce al Padre sino el Hijo, y aquel a quien el Hijo se lo quiera revelar. Venid a mí todos los que estáis cansados y agobiados, y yo os aliviaré. Cargad con mí yugo y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón, y encontraréis vuestro descanso. Porque mi yugo es llevadero y mi carga ligera.»

EL EVANGELIO NO ES UN SOMNÍFERO, ES PURA DINAMITA:

Y nosotros empeñándonos en ser importantes, en hacerles creer a los demás que lo somos, en no perder ni una oportunidad de ser valorados, y buscar, así, sin que se note mucho, que nos tengan en cuenta. ¡Si entendiéramos de una vez que Jesús prefiere a “la gente sencilla”, a esa que no se hace problema, ni da problemas, si no que vive su fe desde la sencillez y la simplicidad del amor concreto!Si nos empeñáramos, con todas nuestras fuerzas, en ser así, en vivir así…¡cómo cambiarían las cosas a nuestro alrededor! “Bienaventurados los pobres de espíritu” oímos de labios de Jesús, sabemos el camino para vivir desde la pobreza y la sencillez: aprender de Él que es “manso y humilde de corazón”. Además, realmente, es un don inmenso saber que, tenemos un hermano y amigo que nos ha prometido alivio en medio de nuestro “cansancio y agobio”. Vivamos, pues, la gratitud por este don inmerecido

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