domingo, 31 de octubre de 2010

Mateo 5: 1 - 12 lunes 1 de noviembre, LOS SANTOS.

“ Bienaventurados los sencillos, que no buscan ni las riquezas ni las ambiciones, sino que están abiertos a la solidaridad y a la participación, porque de ellos es el Reino de los Cielos”.
FIRMADO: LA FUSCA DE LA VIDA

EVANGELIO:


Viendo la muchedumbre, subió al monte, se sentó, y sus discípulos se le acercaron.
Y tomando la palabra, les enseñaba diciendo:
«Bienaventurados los pobres de espíritu, porque de ellos es el Reino de los Cielos.
Bienaventurados los mansos , porque ellos posseerán en herencia la tierra.
Bienaventurados los que lloran, porque ellos serán consolados.
Bienaventurados los que tienen hambre y sed de la justicia, porque ellos serán saciados.
Bienaventurados los misericordiosos, porque ellos alcanzarán misericordia.
Bienaventurados los limpios de corazón, porque ellos verán a Dios.
Bienaventurados los que trabajan por la paz, porque ellos serán llamados hijos de Dios.
Bienaventurados los perseguidos por causa de la justicia, porque de ellos es el Reino de los Cielos.
Bienaventurados seréis cuando os injurien, y os persigan y digan con mentira toda clase de mal contra vosotros por mi causa.
Alegraos y regocijaos, porque vuestra recompensa será grande en los cielos; pues de la misma manera persiguieron a los profetas anteriores a vosotros.

EL EVANGELIO NO ES UN SOMNIFERO, ES PURA DINAMITA:

Bienaventurados los pobres:
Los que no confunden los medios con los fines, los que tienen un corazón generoso, los que dan todo porque no esperan nada de este mundo, esos que saben que el fin del hombre no es tener, ni atesorar, sino ser; ser feliz y amar.

Bienaventurados los sufridos:
Los que encajan los golpes de la vida y de un mundo injusto. Los que no fomentan la violencia, ni la desesperación, ni la discordia, ni la crítica... si, bienaventurados los que sufren con el otro, y se preocupan por él.

Bienaventurados los que lloran:
Pero no por el llanto, sino porque sólo los ojos que han llorado son capaces de ver a Dios. Es una de las muchas formas que hay de hablar con Dios. Es necesario para ver con claridad.

Bienaventurados los que tienen hambre y sed de justicia:
Los que luchan día a día por la justicia, los que comparten el pan de cada día, los que acuden al llanto del hermano hambriento.

Bienaventurados los misericordiosos:
Esos que ante la miseria no son indiferentes. Esos que primero exigen y luego son misericordiosos. Aquellos que saben unir su suerte a la de los más desgraciados. Como Cristo que vivió una pasión y acabó en una cruz. Podemos pasar de los medios, de las cosas, pero jamás de las personas.
Bienaventurados los limpios de corazón:
Saben que en nuestra sociedad no tendrán nunca éxito. Los de la verdad, los auténticos, leales, sinceros, esos que van con el corazón en la mano, a pecho descubierto, con la carta alta en un mundo de apariencias. Bienaventurados los pacíficos:
Los que no van a la guerra, los que no matan, los que no pegan. Esos que saben dialogar y resolver los problemas con ternura. Los que dan una nueva oportunidad. Instrumentos de paz.

Bienaventurados los perseguidos por causa de la justicia:
Son simpáticos, saben que una cosa es la autoridad y otra muy distinta el poder. Que la autoridad es autenticidad y servicio, el poder es corrupto, fuerza, dinero. Esos que apuestan por la vida del hombre y están dispuestos a dar la vida por ellos, tienen un ideal por el que vivir y morir.



Ser cristiano no es llevar un nombre. No es ser esclavo de recetarios, ni obedecer muchas leyes y normas, ser cristiano es caminar con el estilo de las bienaventuranzas. Cristiano es ser para los demás.

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