miércoles, 16 de febrero de 2011

Jueves, 16 de febrero de 2011. (Mc 8,27-33):

Evangelio

En aquel tiempo, salió Jesús con sus discípulos hacia los pueblos de Cesarea de Filipo, y por el camino hizo esta pregunta a sus discípulos: «¿Quién dicen los hombres que soy yo?». Ellos le dijeron: «Unos, que Juan el Bautista; otros, que Elías; otros, que uno de los profetas». Y Él les preguntaba: «Y vosotros, ¿quién decís que soy yo?». Pedro le contesta: «Tú eres el Cristo». Y les mandó enérgicamente que a nadie hablaran acerca de Él. Y comenzó a enseñarles que el Hijo del hombre debía sufrir mucho y ser reprobado por los ancianos, los sumos sacerdotes y los escribas, ser matado y resucitar a los tres días. Hablaba de esto abiertamente. Tomándole aparte, Pedro, se puso a reprenderle. Pero Él, volviéndose y mirando a sus discípulos, reprendió a Pedro, diciéndole: «¡Quítate de mi vista, Satanás! porque tus pensamientos no son los de Dios, sino los de los hombres».

EL EVANGELIO NO ES UN SOMNÍFERO, ES PURA DINAMITA:

Y tú, ¿quién dices que es Jesús? ¿Qué o quién es Él para ti? Piénsalo bien, bueno, sé sincero y deja hablar a tu corazón. De esta pregunta va a depender el sentido de tu existencia, tu propia felicidad. ¿Has tenido una experiencia de encuentro con Él? ¿Su Palabra te interpela, te ayuda a querer a la gente, a no hacer daño y a vivir de forma sencilla y coherente? ¿Te has encontrado con Él y Él da sentido a tu dolor y a tu alegría? ¡Lo has encontrado en tu camino y es tu mejor compañero de viaje? Si es así, estás de suerte. Él no defrauda nunca, nunca. Te regala…¡tanto! Con Jesús y en Él, mi paz y mi alegría. Mejor, Él es la paz y la alegría…¿o no?

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