lunes, 28 de febrero de 2011

Martes 1 de marzo. Mc 10,28-1

EVANGELIO

Pedro le dijo: "Tú sabes que nosotros lo hemos dejado todo y te hemos seguido".
Jesús respondió: "Les aseguro que el que haya dejado casa, hermanos y hermanas, madre y padre, hijos o campos por mí y por la Buena Noticia,
desde ahora, en este mundo, recibirá el ciento por uno en casas, hermanos y hermanas, madres, hijos y, campos, en medio de las persecuciones; y en el mundo futuro recibirá la Vida eterna.
Muchos de los primeros serán los últimos y los últimos serán los primeros".

EL EVANGELIO NO ES UN SOMNIFERO, ES PURA DINAMITA:

Resulta que cuando Jesús se pone filosófico no hay quien le gane, ahora bien, si nos fijamos el mensaje está muy clarito y no se escuche con grandes orejas sino con el corazón. El que quiera ganar su vida, ha de perderla, y en este perderla, cada uno debe situarse, encontrase y desarrollarse. Una cosa es común en todos los caminos que elijamos para “perderla”, tener la capacidad suficiente para vivir de tal manera que cuando nos llegue la hora, más antes que después, lo haga con la satisfacción del deber cumplido, y este no tendrá que ver con carreras, con sueldos, con cargos, con pisos ni vacaciones en el mar, NO. Tendrá que ver con el sufrimiento que hayamos logrado desvanecer en nuestros semejantes…por cada brote de sufrimiento que difuminemos en pecho ajeno, nacerá una semilla de felicidad en el nuestro. Es lo mismo que decir, que hayamos cambiado, aunque sea un poco el mundo que nos encontramos y que ese cambio sea productivo y a mejor. De no ser así no habrá merecido la pena vivir, si dejamos el mundo igual que cuando llegamos habremos sido dignos de recibir un Oscar a la peor película de ficción. Vivamos pues aprovechando las oportunidades de hacer nuestro mundo más habitable, más humano y más al estilo de Jesús. En el camino está la alegría.

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