lunes, 23 de mayo de 2011

Jn 10;22-30. MARTES 24 DE MAYO

EVANGELIO:
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Se celebró por entonces en Jerusalén la fiesta de la Dedicación. Era invierno.
Jesús se paseaba por el Templo, en el pórtico de Salomón.
Le rodearon los judíos, y le decían: «¿Hasta cuándo vas tenernos en vilo? Si tú eres el Cristo, dínoslo abiertamente.»
Jesús les respondió: «Ya os lo he dicho, pero no me creéis. Las obras que hago en nombre de mi Padre son las que dan testimonio de mí;
pero vosotros no creéis porque no sois de mis ovejas.
Mis ovejas escuchan mi voz; yo las conozco y ellas mi siguen.
Yo les doy vida eterna y no perecerán jamás, y nadie las arrebatará de mi mano.
El Padre, que me las ha dado, es más grande que todos, y nadie puede arrebatar nada de la mano del Padre.
Yo y el Padre somos uno.»
EL EVANGELIO NO ES UN SOMNIFERO, ES PURA DINAMITA:
Mis ovejas escuchan mi voz; yo las conozco y ellas mi siguen.

“conocer”, cuando sale la palabra conocer en el evangelio debe entenderse como amar; nos ama. Dios nos ama. se trata de ser pastores unos de otros, sin caer en el aborregamiento que es muchas veces en lo que caemos;
se trata de servir a la verdad, siguiendo a Jesús de Nazareth. San Agustín decía que: si hay ovejas buenas, hay también pastores buenos, pues de las buenas ovejas salen pastores buenos.”
Sin la ternura propia del pastor habitamos un mundo sin sol, sin luz, sin vida y sin color. El mundo lo levantan los enamorados. La vida espera mucho de nosotros; espera que seamos capaces de ser pastores de nuestros hermanos.
.¡ en marcha, entonces!
P´ALANTE

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