miércoles, 4 de mayo de 2011

Jn 3,31-36.Jueves 5 de mayo

EVANGELIO:

El que viene de arriba está por encima de todos: el que es de la tierra, es de la tierra y habla de la tierra. El que viene del cielo,

da testimonio de lo que ha visto y oído, y su testimonio nadie lo acepta.

El que acepta su testimonio certifica que Dios es veraz.

Porque aquel a quien Dios ha enviado habla las palabras de Dios, porque da el Espíritu sin medida.

El Padre ama al Hijo y ha puesto todo en su mano.

El que cree en el Hijo tiene vida eterna; el que rehúsa creer en el Hijo, no verá la vida, sino que la cólera de Dios permanece sobre él.»


EL EVANGELIO NO ES UN SOMNIFERO, ES PURA DINAMITA:



Nuestro destino es la vida, pero ¿tenemos ganas de vivir?
El problema no es si creemos o no en la resurrección, sino en saber si tenemos ganas de resucitar, de vivir cada día con las exigencias del evangelio.
Son muchos los que no tienen nada que decir con su vida. Son muchos los que se cansan, los que dicen que no vale la pena, los que se aburguesan.
Son muchos los que no se dan cuenta que se trata de amar a los que tenemos al lado. Por eso el Evangelio dice el que cree en el Hijo tiene vida eterna, que es lo mismo que quien cree en el amor tiene vida eterna.
La conclusión es que tenemos un Dios de vivos, que para tener ganas de resucitar es necesario tener ganas de vivir, de nacer a una vida que queremos se prolongue para toda la eternidad, si es eterna; es que ya la tenemos, no hay otra vida, esta vida no tiene punto final, tú vida será lo que ames.
La resurrección brota de un amor verdadero. Nuestra capacidad para resucitar depende estrechamente de nuestra capacidad de amar.
Hay que ir llenando el tiempo de algo que lo caliente. P´alante

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