Jn 14:6-14. Martes 3 de mayo.

EVANGELIO:
Le dice Jesús: «Yo soy el Camino, la Verdad y la Vida. Nadie va al Padre sino por mí.

Si me conocéis a mí, conoceréis también a mi Padre; desde ahora lo conocéis y lo habéis visto.»

Le dice Felipe: «Señor, muéstranos al Padre y nos basta.»

Le dice Jesús: «¿Tanto tiempo hace que estoy con vosotros y no me conoces Felipe? El que me ha visto a mí, ha visto al Padre. ¿Cómo dices tú: "Muéstranos al Padre"?

¿No crees que yo estoy en el Padre y el Padre está en mí? Las palabras que os digo, no las digo por mi cuenta; el Padre que permanece en mí es el que realiza las obras.

Creedme: yo estoy en el Padre y el Padre está en mí. Al menos, creedlo por las obras.

En verdad, en verdad os digo: el que crea en mí, hará él también las obras que yo hago, y hará mayores aún, porque yo voy al Padre.

Y todo lo que pidáis en mi nombre, yo lo haré, para que el Padre sea glorificado en el Hijo.

Si me pedís algo en mi nombre, yo lo haré.

EL EVANGELIO NO ES UN SOMNIFERO, ES PURA DINAMITA:

Me pongo a reflexionar sobre el camino, la verdad y la vida, el mismo día que el último premio “NOBEL de la paz” dice haber hecho justicia a tiros… me cuesta centrarme para poder reflexionar qué es el camino, la verdad y la vida para un mundo como el nuestro...

El camino que nos ofrece Jesús no es una doctrina o un comportamiento ético, sino una persona.
Para llegar a la meta no se necesita aprender mucha teología, practicar muchos ritos, acudir a oraciones sin fin, o cumplir exigencias ascéticas, se necesita creer; en Jesús, creer en Jesús es confiar en él, aceptar su palabra, seguir sus pasos.

La Verdad: es Jesucristo. La verdad de Dios es Jesús de Nazareth. Sin él nada tendría sentido, sería absurdo, peligroso. Sin esa verdad caeríamos en la vaciedad, en la inseguridad, en la desconfianza. Cuando el hombre más se acerca a Cristo más se humaniza. No hay mayor grandeza que dar la vida por los amigos, por los demás, el amor lo es todo.

La vida: es para vivirla, el Evangelio es para aprender a vivir. Jesús es vida en la medida que se desvive por todos y da dignidad a todos. Vida Eterna porque no tiene punto y final, vida para todos porque no se hace distinción y vida en abundancia porque nos llena de esperanza.


Ya no podemos dar más excusas, ya no podemos vivir una vida a medias, ya no podemos decir que aquí nos quedamos cuando hay tanto por hacer. La vida está para vivirla y para desvivirse por los demás. La fusca dispuesta a caminar y amar ; y el verdadero amor es el que nos saca de nosotros mismos, el que nos lanza hacia fuera y nos enriquece a todos.
Nadie se apunta a un ejército en retirada, en la lucha no se afloja. Queda mucho por vivir… P´alante, pues…