Lunes 11 de marzo. Jn 4,43-54

EVANGELIO
Transcurridos los dos días, Jesús partió hacia Galilea.
El mismo había declarado que un profeta no goza de prestigio en su propio pueblo.
Pero cuando llegó, los galileos lo recibieron bien, porque habían visto todo lo que había hecho en Jerusalén durante la Pascua; ellos también, en efecto, habían ido a la fiesta.
Y fue otra vez a Caná de Galilea, donde había convertido el agua en vino. Había allí un funcionario real, que tenía su hijo enfermo en Cafarnaún.
Cuando supo que Jesús había llegado de Judea y se encontraba en Galilea, fue a verlo y le suplicó que bajara a curar a su hijo moribundo.
Jesús le dijo: "Si no ven signos y prodigios, ustedes no creen".
El funcionario le respondió: "Señor, baja antes que mi hijo se muera".
"Vuelve a tu casa, tu hijo vive", le dijo Jesús. El hombre creyó en la palabra que Jesús le había dicho y se puso en camino.
Mientras descendía, le salieron al encuentro sus servidores y le anunciaron que su hijo vivía.
El les preguntó a qué hora se había sentido mejor. "Ayer, a la una de la tarde, se le fue la fiebre", le respondieron.
El padre recordó que era la misma hora en que Jesús le había dicho: "Tu hijo vive". Y entonces creyó él y toda su familia.
Este fue el segundo signo que hizo Jesús cuando volvió de Judea a Galilea.

 

EL EVANGELIO NO ES UN SOMNÍFERO, ES PURA DINAMITA:

 

En un mundo y una sociedad tan tecnológicamente avanzada, donde todo el mundo sabe de todo o cree saber de todo, donde no hay tiempo para estar con los hijos porque se vive para trabajar y no al revés...donde no hay tiempo para estar con los amigos porque me agobian las responsabilidades de los estudios...donde no hay tiempo para estar con Dios, ni siquiera para pararse un poco a pensar y colocar la cabeza...en esta sociedad en la que nos toca vivir y que por eso es la única y la mejor, estamos necesitados de signos, de señales, de detalles que nos hablen de Dios. Hoy se lleva el conectarnos al móvil, chatear, "guasapear", twittear, colgar en facebook nuestras andanzas...y esto supera y casi borra el encuentro personal, el quedar para cenar, para brindar....si esto ocurre con aquellos que vemos, que no ocurrirá con el que no vemos...a Dios no lo queremos ni en pintura porque no tenemos medios, ni canales para comunicarnos con él...el canal más a mano seria la Iglesia, pero ésta en muchas ocasiones está sin cobertura, sin batería, o pendiente de lo que ocurre en Roma. Esta Iglesia no nos interesa, pero sí nos intesera la que nosotros podemos encarnar y los signos del Dios de Jesús que nosotros podemos y debemos mandar a nuestros prójimos. Dejemos de lamentarnos del relativismo moral, de la secularización de Europa, de que los jóvenes nos indiferentes y propongámonos ser signos de ese Dios de Jesús...¿Cómo?...se me ocurre, por ejemplo entendiendo este tiempo no como un ataque ante el que debemos defendernos, sino entendiéndolo como una buena oportunidad para proponer, y qué podemos proponer, se me ocurre:

Presentar con nuestra vida y ejemplo que Jesús y su proyecto son interesantes. Me resulta muy interesante un Dios que se hace pequeño, vulnerable, accesible...y todo esto por amor.

Generemos buenos ambientes cotidianos donde sin hablar de Dios, se le presente, quizás no por su nombre que puede asustar, pero sí con sus apellidos: amor, ternura, confianza, radicalidad, cercanía...qué buenos signos todos ellos...

Salgamos a la lucha y combatamos tanta superficilidad e infantilismo religioso que se centra en los ritos y la liturgía sin sentido, y apostemos por el profeta de Nazareth que es amigo de la revolución interior y enemigo de las miras estrechas, del enanismo de ideales, de la mirada miope, y la hipocresia de creer que una fe sin obras es fe cierta y vivida.

Por último, seamos coherentes y todo lo demás se nos dará por añadidura...es buen momento para testimoniar a Jesús, para zarandear lo mortecino con la fuerza del Evangelio y encender este mundo que se nos apaga cada día.

Un reto bonito y apasionante para empezar la semana. Mucho ánimo en todo y mucho Evangelio con patas.