LA PASIÓN
SILENCIO
La pasión lo dice todo, no son necesarias
muchas explicaciones , ahora es más bien el tiempo de posicionarse. De
preguntarse y ¿yo dónde estoy?.:
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Si dejas que el miedo te amordace, te aleje, o
te haga traicionar a un amigo, o te quite la fuerza para defender tus convicciones
más profundas... ¡ten cuidado! Te vas pareciendo a Pedro (No conozco a
ese hombre que decís).
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Si ves que el dinero, o la frivolidad va pesando
demasiado en tus decisiones, o te hace perder el sueño, o la cabeza, o te
llega a esclavizar hasta el punto de ser más fuerte que el amor a Dios y a los
demás ... ¡malo! A Judas le pasó lo mismo (“Uno de vosotros me va a
entregar: uno que está comiendo conmigo").
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Si dejas que las compañías de turno te hagan
cambiar de ideas, si dejas de ser coherente , o si estás siempre en la
comparsa del sol que más calienta; o si el domingo gritabas: “Hosanna al Hijo
de David”, y el viernes: “Crucifícalo”... eres, por desgracia, como ese
pueblo que se dejó manejar contra Jesús (Pero los sumos sacerdotes
soliviantaron a la gente para que pidieran la libertad de
Barrabás).
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Si has probado ya el sabor del poder, y te ha
gustado hasta el punto de plegarte alguna vez al soborno, o de lavarte
las manos dejando que pierda el inocente sólo porque es más débil , o de
halagar al pueblo para seguir mandando... ¡piénsalo bien! No te olvides de
Pilato (Pilato, queriendo dar gusto a la gente, les soltó a Barrabás, y a
Jesús, después de azotarlo, lo entregó para que lo crucificaran).
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Si estás entre los indiferentes y los cínicos.
Quizás seas de los que hacen risa de la religión, de la Iglesia y de los que
luchan por el Reino. Quizás seas de los que se ríen de todo, pero no están
dispuestos a hacer nada. ¿No estamos asistiendo, acaso, a una constante
caricatura contra la fe y la moral?
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Podemos ser de los cobardes que huyen, de los
que ante las dificultades se echan atrás. El evangelio, refiriéndose a los
apóstoles, dice: “Abandonándole, huyeron todos”. ¿Y nosotros? ¿No te
parece que, de una Iglesia “triunfalista” y fuera de contexto, hemos
pasado, en los últimos tiempos, a un cristianismo “timorato” y
“contemporizador”, que no dice nada a nadie?
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Podríamos ser “Cireneos” y “Verónicas”. ¡Quién
lo duda! Gracias a Dios, en nuestra sociedad, se dan gestos limpios de
amor y de entrega. Existen personas, cuyas “corazonadas” salvan al mundo
de muchas bajezas. Llevan grabado en su corazón el rostro doliente del
Cristo-Universal y ayudan a llevar la cruz, de muchas maneras, a otros.
Limpiando el sudor a un enfermo, o acompañando la soledad de un anciano...
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No quiero pensar que estés entre los que
golpean, o entre los que se burlan, o entre los que primero deciden
condenar a Jesús para después buscar pruebas en qué apoyarse ("Los
sumos sacerdotes y el sanedrín en pleno buscaban un testimonio contra Jesús
para condenarlo; y no lo encontraban").
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Quisiera, mejor, verte de pie junto a la cruz
como María, como Juan, como aquellas mujeres valientes; solidario con el
débil crucificado, con el injustamente condenado, con el expulsado de su
tierra, con el pobre...
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Pero no te quedes en simple espectador. Ante un
drama de esta clase no cabe ser neutral. Toma, de una vez, partido: o con
Él, o contra Él.
Desde aquella tarde de Viernes Santo, el dolor
no es signo de la ausencia de Dios. También en el dolor absurdo y en el
sufrimiento cruel y destructor está Dios. En los momentos de máximo absurdo,
impotencia, abandono, soledad y vacío, Dios está ahí, al lado del hombre,
solidario con el que sufre, afectado también él por el mismo sufrimiento.
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