21Llegan a Cafarnaúm. Al llegar el sábado entró en la
sinagoga y se puso a enseñar.22Y quedaban asombrados de su doctrina, porque les
enseñaba como quien tiene autoridad, y no como los escribas.23Había
precisamente en su sinagoga un hombre poseído por un espíritu inmundo, que se
puso a gritar:24«¿Qué tenemos nosotros contigo, Jesús de Nazaret? ¿Has venido a
destruirnos? Sé quién eres tú: el Santo de Dios.»25Jesús, entonces, le conminó
diciendo: «Cállate y sal de él.»26Y agitándole violentamente el espíritu
inmundo, dio un fuerte grito y salió de él.27Todos quedaron pasmados de tal
manera que se preguntaban unos a otros: «¿Qué es esto? ¡Una doctrina nueva,
expuesta con autoridad! Manda hasta a los espíritus inmundos y le obedecen.»28Bien
pronto su fama se extendió por todas partes, en toda la región de Galilea.
EL EVANGELIO NO ES UN SOMNIFERO, ES PURA DINAMITA:
Autoridad sobre los espíritus inmundos.
Estamos
llamados a luchar contra el mal. Hablar del perdón de Dios. Para luchar contra
el mal hay que perdonar. La humanidad más que dividida entre justos y
pecadores, está dividida entre pecadores que se reconocen como tal y pecadores
que se creen justos.
Autoridad;
esta palabra que proviene del latín, significa hacer crecer a los demás, era la
capacidad para madurar, hoy significa sólo control, imposición. Ahora la
autoridad es sinónimo de personas poderosas.
Jesús
no gobernó a nadie. No impuso nada por la fuerza, nunca utilizó el poder, fue
libre. Jamás ostentó ningún poder oficial. Les dio poder a sus discípulos para
liberar del mal, no para dominar y controlar a las personas.
Espíritus
inmundos que nos atan: mediocridad, desesperanza, egoísmo, violencia... nos
queda por andar…p´alante
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