martes, 28 de enero de 2014

Marcos 4: 1 - 20 . miércoles 29 enero


Evangelio

1
Y otra vez se puso a enseñar a orillas del mar. Y se reunió tanta gente junto a él que hubo de subir a una barca y, ya en el mar, se sentó; toda la gente estaba en tierra a la orilla del mar.
2
Les enseñaba muchas cosas por medio de parábolas. Les decía en su instrucción:
3
«Escuchad. Una vez salió un sembrador a sembrar.
4
Y sucedió que, al sembrar, una parte cayó a lo largo del camino; vinieron las aves y se la comieron.
5
Otra parte cayó en terreno pedregoso, donde no tenía mucha tierra, y brotó en seguida por no tener hondura de tierra;
6
pero cuando salió el sol se agostó y, por no tener raíz, se secó.
7
Otra parte cayó entre abrojos; crecieron los abrojos y la ahogaron, y no dio fruto.
8
Otras partes cayeron en tierra buena y, creciendo y desarrollándose, dieron fruto; unas produjeron treinta, otras sesenta, otras ciento.»
9
Y decía: «Quien tenga oídos para oír, que oiga.»
10
Cuando quedó a solas, los que le seguían a una con los Doce le preguntaban sobre las parábolas.
11
El les dijo: «A vosotros se os ha dado el misterio del Reino de Dios, pero a los que están fuera todo se les presenta en parábolas,
12
para que por mucho que miren no vean, por mucho que oigan no entiendan, no sea que se conviertan y se les perdone.»
13
Y les dice: «¿No entendéis esta parábola? ¿Cómo, entonces, comprenderéis todas las parábolas?
14
El sembrador siembra la Palabra.
15
Los que están a lo largo del camino donde se siembra la Palabra son aquellos que, en cuanto la oyen, viene Satanás y se lleva la Palabra sembrada en ellos.
16
De igual modo, los sembrados en terreno pedregoso son los que, al oír la Palabra, al punto la reciben con alegría,
17
pero no tienen raíz en sí mismos, sino que son inconstantes; y en cuanto se presenta una tribulación o persecución por causa de la Palabra, sucumben en seguida.
18
Y otros son los sembrados entre los abrojos; son los que han oído la Palabra,
19
pero las preocupaciones del mundo, la seducción de las riquezas y las demás concupiscencias les invaden y ahogan la Palabra, y queda sin fruto.
20
Y los sembrados en tierra buena son aquellos que oyen la Palabra, la acogen y dan fruto, unos treinta, otros sesenta, otros ciento.»


EL EVANGELIO NO ES  UN SOMNIFERO, ES PURA DINAMITA:
SEMILLAS DE ESPERANZA
“Que volvamos a ser
la presencia sencilla
al lado de los pobres,
porción de su esperanza,
poetas, cantantes, soñadores,
peregrinos portadores de gracia...”.
Sólo desde la radicalidad del evangelio se puede ser profecía de esperanza; otra pretensión no pasa de ser falsa hipocresía y cinismo mediocre….. sólo la semilla que se entrega y muer da fruto. Pero, la vitalidad bien de la entrega, por eso la semilla siempre es profecía de esperanza.
Este cuentito argentino, nos debe enseñar mucho, a los agricultores nos lo deja muy claro:
El joven ingeniero agrónomo fue a comentar sus proyectos sobre el terreno que había comprado y arreglado con el viejo don Laureano, un criollo que vivía en el campo de al lado.
- ¿Ha visto, don Laureano, mi campito?
- Sí, ¿cómo no lo voy a ver? Lindo lo ha dejado, patroncito.
- Bueno, don Laureano, yo le quería preguntar qué opina usted sobre la posibilidad de que este terreno me dé algodón. ¿Cree que este campito me dará buen algodón?
- ¿Algodón, patroncito? No, mire, no creo que este campo le pueda dar algodón. Fíjese, no. Los años que hace que yo vivo aquí y nunca vi que este campo diera algodón.
- ¿Y maíz? ¿Usted cree que me puede dar maíz?
- ¿Maíz, patroncito? No, mire. No creo que este campito le pueda dar maíz. Por lo que yo sé, este campito lo que le puede dar es algo de pasto, un poco de leña, sombra para las vacas, y con suerte, alguna frutita de monte. Pero maíz, no creo que le dé.
- ¿Y soja, don Laureano? ¿Me podrá dar soja este campito?
- ¿Soja, patroncito? Mire, no le quiero engañar. No creo que este campito le pueda dar soja.
- Bueno, don Laureano, yo le agradezco todo lo que usted me ha dicho. Pero ¿sabe usted una cosa? Lo mismo me gustaría hacer una prueba. Voy a sembrar algodón en el campito y vamos a ver lo que resulta. A pesar de lo que usted me ha dicho que no ha visto que en este campo se diera nunca algodón.
- Bueno, bueno, patroncito. Si usted siembra..., si usted siembra es otra cosa.
Es hora de sembrar.P´alante

1 comentario:

  1. Cuando yo empezé a dar catequesis de 1ª Comunión, tenía 15 años(era una niña muy idealista) y me indignaba porque después de dicha comunión pocos niños volvían por la iglesia o seguían con las catequesis y yo me "cabreaba" con los padres porque hacían un acto social y punto. Un amigo mío sacerdote me dijo una vez que nuestra misión no era que la de sembrar, que no juzgase a los padres, que sembrara y que el resto se lo dejase a Dios porque los frutos salen, unos antes y otros muchos años después, pero salen. Así que a sembrar................

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