Sábado 31 de enero.Marcos 4: 35 - 41

EVANGELIO:
Este día, al atardecer, les dice: «Pasemos a la otra orilla.» Despiden a la gente y le llevan en la barca, como estaba; e iban otras barcas con él. En esto, se levantó una fuerte borrasca y las olas irrumpían en la barca, de suerte que ya se anegaba la barca. El estaba en popa, durmiendo sobre un cabezal. Le despiertan y le dicen: «Maestro, ¿no te importa que perezcamos?» El, habiéndose despertado, increpó al viento y dijo al mar: «¡Calla, enmudece!» El viento se calmó y sobrevino una gran bonanza. Y les dijo: «¿Por qué estáis con tanto miedo? ¿Cómo no tenéis fe?» Ellos se llenaron de gran temor y se decían unos a otros: «Pues ¿quién es éste que hasta el viento y el mar le obedecen?»

EL EVANGELIO NO ES UN SOMNIFERO, ES PURA DINAMITA:
Hoy el Evangelio nos presenta la tempestad en el lago. Los discípulos y El van en barca, y de repente la tempestad. Jesús dormía. Le despiertan y bastan unas palabras “¡silencio , cállate!”. Todo vuelve a la normalidad.
¿No os parece que en nuestra vida cuando hay tempestades acudimos a todos menos a Jesús?. En la barca de la vida siempre habrá problemas y dificultades lo importante es plantarle cara. Hay personas que a los primeros contratiempos abandonan y dejan de luchar. Después le echan la culpa a todos ( en ocasiones a los más cercanos), el caso es no afrontar el problema y buscar solución.
Un ejemplo de lucha y de constancia y de fe en Dios lo tenemos en Juan Bosco, cuya fiesta celebramos hoy. El vio lo abandonados que estaban los chiquillos de Turín y buscó una solución para ellos. No siempre fácil, pero logró vencer las dificultades y miles de muchachos se han educado en las escuelas salesianas,
El miedo paraliza las piernas, la mente, el corazón… el discípulo sabe que en la vida, la vida auténtica, no hay más riesgo que no arriesgar. Miedo a nada ni a nadie, estamos en la barca del vencedor del mar, el vencedor de toda injusticia, en la barca de la luz del mundo.